Unidos por la Solidaridad



Hace mucho tiempo, en las hermosas tierras de Mendoza, existían dos pueblos vecinos llamados Potrerillos y Cacheuta.

Ambos pueblos vivían en armonía y se ayudaban mutuamente en tiempos de necesidad, hasta que un día surgió un conflicto que los separó. En el corazón de Potrerillos fluía un río cristalino que proveía agua a todo el pueblo.

Sin embargo, un verano extremadamente seco hizo que el río se secara casi por completo, dejando a los habitantes sin agua para regar sus cultivos y saciar su sed. Desesperados, acudieron a sus vecinos de Cacheuta en busca de ayuda. "Por favor, amigos de Cacheuta, necesitamos agua para sobrevivir.

¿Nos podrían compartir un poco del agua de su río?", suplicaron los potrerillenses. Pero los cacheutanos también estaban pasando por dificultades debido a una plaga que estaba arruinando sus cosechas. Temerosos de quedarse sin alimentos para el invierno, rechazaron la petición de ayuda de Potrerillos.

"Lo siento mucho, pero no podemos darnos el lujo de compartir nuestro preciado recurso en estos momentos difíciles", respondieron con tristeza desde Cacheuta. Los habitantes de Potrerillos se sintieron traicionados y decepcionados por la negativa de sus vecinos.

La amistad entre ambos pueblos parecía haber llegado a su fin. Pero lo que no sabían era que los dioses del Valle estaban observando la situación y decidieron intervenir para restaurar la armonía perdida.

Una noche, mientras todos dormían profundamente, los dioses enviaron una fuerte tormenta que duró tres días seguidos. La lluvia caía sin descanso sobre Potrerillos y Cacheuta, llenando los ríos hasta desbordarlos y revitalizando las tierras sedientas.

Al despertar y ver la abundancia de agua a su alrededor, tanto Potrerillos como Cacheuta comprendieron el mensaje divino: juntos debían enfrentar los desafíos y apoyarse mutuamente en tiempos buenos y malos. Se reunieron en la frontera entre ambos pueblos con humildad y gratitud en sus corazones.

"Hermanos vecinos, hemos aprendido que es mejor compartir nuestros recursos y trabajar juntos para superar cualquier adversidad", expresaron al unísono. Desde ese día en adelante, Potrerillos y Cacheuta volvieron a ser aliados inseparables.

Cultivaron la amistad verdadera entre ellos y nunca más permitieron que nada ni nadie los separara. Los dioses sonrieron satisfechos al ver cómo su intervención había logrado restaurar la paz y la solidaridad entre dos pueblos antes divididos.

Y así fue como una leyenda nació en las tierras entre Potrerillos y Cacheuta; una historia inspiradora sobre la importancia del trabajo en equipo, la empatía hacia el prójimo y la generosidad compartida. Porque cuando nos unimos con amor y comprensión, ningún conflicto podrá vencernos jamás.

FIN.

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