Unidos por la valentía



Había una vez en la selva un león temido por todos los animales. Su rugido retumbaba en cada rincón y su mirada intimidante mantenía a todos alejados de su territorio.

Un día, mientras paseaba por la selva, se encontró con una serpiente venenosa llamada Luna. "¡Cuidado, león! ¡No te acerques a mí o te arrepentirás!" -advirtió Luna con su siseo venenoso. El león, sin inmutarse, se acercó lentamente a la serpiente y le dijo: "No temas, Luna.

No quiero hacerte daño". Luna, sorprendida por la valentía del león, decidió escuchar lo que tenía para decirle. El león le contó sobre su soledad y cómo todos lo evitaban por miedo a él. "Comprendo tu dolor, león.

Yo también soy rechazada por mi veneno", confesó Luna con tristeza. Ambos animales descubrieron que tenían algo en común: eran temidos y rechazados por los demás animales de la selva.

Decidieron unir fuerzas para cambiar esa situación y demostrar que, a pesar de sus diferencias, podían convivir en armonía. Juntos recorrieron la selva ayudando a los demás animales en problemas y demostrando que no eran tan peligrosos como todos pensaban.

El león protegía con su fuerza a los más débiles, mientras que Luna utilizaba su veneno para curar heridas y enfermedades. Pronto, otros animales empezaron a verlos con otros ojos y dejaron de temerles.

La fama del león y Luna se extendió por toda la selva como ejemplos de valentía y solidaridad. Un día, cuando un cazador furtivo intentó atrapar al león para venderlo al circo, Luna utilizó su veneno para asustarlo y salvar a su amigo.

Desde ese momento, el respeto hacia ellos creció aún más. Finalmente, el león y Luna se convirtieron en héroes de la selva, enseñando a todos que las apariencias engañan y que incluso los animales más peligrosos pueden tener un corazón noble.

Y colorín colorado este cuento ha terminado; pero recuerda siempre: no juzgues a nadie por su apariencia ni temas acercarte a aquellos que son diferentes a ti.

FIN.

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