Unidos por los libros



Roberto estaba emocionado por su reciente llegada a la ciudad. Había dejado atrás el campo, donde solía montar a caballo con Tomacho todos los días.

Ahora, en la ciudad, las cosas eran diferentes, pero Roberto estaba decidido a adaptarse. En su primer día de colegio, conoció a Francisca, una niña muy simpática que compartía su amor por los libros. Desde ese momento, se convirtieron en grandes amigos y pasaban horas leyendo juntos en la biblioteca.

Un día, mientras paseaban por el parque después de clases, vieron un cartel que anunciaba un concurso de lectura para niños. Roberto y Francisca se emocionaron al instante y decidieron participar juntos.

Los días pasaron rápidamente y los dos amigos se prepararon intensamente para el concurso. Leyeron muchos libros diferentes e incluso practicaron leer en voz alta para mejorar su dicción y velocidad. Finalmente, llegó el gran día del concurso.

Había muchos niños participando y el ambiente estaba lleno de emoción y nerviosismo. Cuando llegó su turno, Roberto y Francisca subieron al escenario con confianza. -¡Vamos Roberto! ¡Tú puedes hacerlo! -animaba Francisca desde su asiento.

Roberto respiró hondo y comenzó a leer en voz alta frente al jurado y al público presente. Su voz sonaba clara y segura, mientras transmitía la emoción de la historia que había elegido para contar. Al terminar su presentación, el público estalló en aplausos y ovaciones.

El jurado se reunió brevemente antes de anunciar los resultados:-Y el ganador del concurso de lectura es... ¡Roberto! El pequeño no podía creerlo; había ganado gracias a todo el esfuerzo que había puesto junto a Francisca.

Ambos amigos celebraron felices su triunfo mientras recibían sus premios. Desde entonces, se convirtieron en referentes del colegio por fomentar la lectura entre sus compañeros.

Roberto aprendió que aunque las circunstancias cambien, siempre puede encontrar nuevas formas de disfrutar sus pasiones como leer junto a sus seres queridos; mientras que Francisa descubrió lo gratificante que era compartir esa afición especial con alguien más.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!