Unidos por los Valores
Había una vez en la lejana selva argentina un grupo de animales salvajes que vivían felices y en armonía.
Entre ellos se encontraba Simón, un tierno gato montés que siempre soñaba con tener una familia y ser querido como los animales domésticos. Un día, mientras exploraba el bosque, Simón se topó con un pequeño cachorro de oso hormiguero llamado Bruno. A diferencia de los demás animales salvajes, Bruno tenía valores y comportamientos propios de los animales domésticos.
Era amable, respetuoso y siempre trataba a los demás con cariño. Simón quedó fascinado por la actitud de Bruno y decidió acercarse a él para conocerlo mejor.
Al principio, los demás animales salvajes desconfiaron del pequeño oso hormiguero debido a su forma peculiar de ser. Pero poco a poco, gracias a su bondad y amabilidad, Bruno logró ganarse el corazón de todos.
Un día, mientras jugaban juntos en el río, Simón le preguntó curioso: "-Bruno, ¿cómo es que tienes esos valores tan especiales? Eres diferente a nosotros". Bruno sonrió y respondió: "-Simón, cuando era muy pequeño me separé accidentalmente de mi madre.
Fui encontrado por una familia humana que me cuidó hasta que pude regresar al bosque. Durante ese tiempo aprendí muchos valores importantes que ahora intento transmitir a todos ustedes". Los demás animales escuchaban atentos las palabras de Bruno y comenzaron a reflexionar sobre sus propias actitudes.
"Quizá también nosotros podríamos aprender esos valores", dijo Marta, una jirafa muy altiva. Desde ese día, Bruno se convirtió en el maestro de los valores para todos los animales salvajes. Les enseñó la importancia de ser amables, respetuosos y solidarios con los demás.
Juntos, comenzaron a construir un lugar donde reinaran la paz y la armonía. Pero no todo fue tan fácil. Un grupo de zorros malvados que vivían en las cercanías del bosque no estaban dispuestos a cambiar sus comportamientos egoístas y crueles.
Decidieron hacerle la vida imposible a los animales que seguían las enseñanzas de Bruno.
Un día, mientras Simón caminaba por el bosque, uno de los zorros lo atrapó y lo amenazó: "-Si sigues siendo amable con todos esos animales tontos, te haremos daño". Simón estaba asustado pero recordó las palabras de Bruno sobre el valor del coraje. "No dejaré que me intimiden", pensó. En ese momento apareció Bruno junto al resto de los animales salvajes.
"¡Dejen en paz a Simón!", exclamó valientemente. Los zorros quedaron sorprendidos por la unión y determinación de aquellos animales. No podían entender cómo habían logrado cambiar tanto gracias a unos simples valores.
A partir de ese día, los zorros decidieron dejar atrás su maldad y aprender también esos valiosos principios. Los demás animales salvajes les dieron una oportunidad y poco a poco fueron aceptándolos en su comunidad.
Finalmente, la selva argentina se convirtió en un lugar maravilloso donde los animales salvajes y los que tenían valores de animales domésticos vivían en armonía. Simón encontró su tan ansiada familia, Bruno se convirtió en el líder de la comunidad y todos aprendieron la importancia de los valores para ser felices.
Y así, esta historia nos enseña que no importa si somos animales salvajes o domésticos, lo importante es tener buenos valores y tratar a los demás con amabilidad y respeto.
FIN.