Unidos por siempre
Había una vez, en la avenida Brasil, dos perritos callejeros muy famosos llamados Tigre y Rubi. Ambos eran inseparables y siempre estaban juntos en las calles de la ciudad.
Un día, mientras caminaban por la calle buscando comida, encontraron un grupo de niños jugando en el parque cercano. Los niños se acercaron a ellos con curiosidad y empezaron a jugar con los perritos.
Tigre y Rubi se sintieron felices al ver que los niños les daban cariño y atención. Desde ese día, comenzaron a visitar el parque todos los días para jugar con sus amigos humanos. Pero un día, mientras caminaban hacia el parque, escucharon unos ladridos lejanos que venían del otro lado de la calle.
Al cruzarla corriendo sin precaución alguna, Tigre fue atropellado por un auto. Rubi estaba desesperada al ver a su amigo herido en el suelo. Corrió hacia él ladrando fuerte para pedir ayuda mientras intentaba despertarlo moviendo su cuerpo.
Fue entonces cuando apareció una mujer llamada Sofía quien viendo lo que había pasado decidió ayudarlos. Los llevó rápidamente al veterinario más cercano donde Tigre fue atendido de urgencia.
Afortunadamente, gracias a las habilidades del veterinario y al cuidado constante de Sofía durante su recuperación, Tigre logró sobrevivir pero perdió una pierna debido al accidente.
Rubi no se separó ni un momento de él durante todo ese tiempo y le dio todo su amor para ayudarlo a superar esa difícil situación. Después del accidente, Tigre se sintió triste y deprimido por no poder correr como antes. Sin embargo, Rubi lo animaba todos los días a pesar de que ella también extrañaba jugar con su amigo en el parque.
Un día, mientras caminaban juntos por la calle, encontraron un grupo de niños que jugaban fútbol en la plaza cercana.
Los niños se acercaron a ellos para saludarlos y Tigre comenzó a ladrar emocionado al ver la pelota rodando cerca de él. Rubi notó cómo su amigo había recuperado su alegría y decidió unirse al juego junto a los niños.
A pesar de tener sólo tres patas, Tigre demostró ser un gran jugador y logró anotar varios goles con ayuda de sus amigos humanos. Desde ese día, en vez del parque, Tigre, Rubi y los niños comenzaron a reunirse en la plaza para jugar fútbol juntos.
Tigre aprendió que aunque las cosas cambien, no siempre es algo malo, ya que puede haber nuevas oportunidades para divertirse e incluso hacer nuevos amigos. Así,Tigre, Rubi y los niños disfrutaron felices juntos cada tarde, demostrando que el amor, paciencia y amistad pueden superar cualquier obstáculo.
Y fueron conocidos no solo como los perritos callejeros más famosos sino también como los mejores futbolistas de la ciudad.
FIN.