Unidos por Siempre



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos niños llamados Juan y Mateo. Desde que se conocieron en la escuela, se hicieron amigos inseparables. Jugaban juntos todos los días y compartían risas y aventuras.

A medida que crecían, su amistad se convirtió en algo más. Se dieron cuenta de que estaban enamorados el uno del otro y su amor solo creció con el tiempo.

Sin embargo, por circunstancias fuera de su control, tuvieron que separarse cuando terminaron la escuela secundaria. Juan tuvo que mudarse a la ciudad para estudiar medicina, mientras que Mateo decidió quedarse en el pueblo para ayudar a sus padres en la granja familiar.

Aunque estaban lejos físicamente, nunca dejaron de pensar el uno en el otro. Pasaron muchos años y finalmente llegó el día en que Juan regresaría al pueblo para visitar a su familia. Estaba emocionado por volver a ver a Mateo después de tanto tiempo.

Cuando Juan llegó al pueblo, notó un cambio drástico en Mateo. Solía ser un chico amable y generoso, pero ahora parecía frío y distante. Sus ojos reflejaban tristeza y había oscuridad en su corazón.

A pesar de todo esto, Juan sabía que todavía estaba enamorado de Mateo y quería ayudarlo a encontrar nuevamente la felicidad. Decidió hablar con él sobre lo ocurrido durante todos esos años.

"Mateo, estoy feliz de verte después de tanto tiempo", dijo Juan con una sonrisa cálida. "Hola Juan", respondió Mateo sin emoción alguna. "Me preocupa verte así, Mateo. ¿Qué te ha sucedido? Antes eras una persona llena de luz y alegría", le dijo Juan con tristeza en sus ojos.

"La vida me ha tratado mal, Juan. He pasado por momentos difíciles y me he vuelto amargado", respondió Mateo con voz apagada. Juan no se rindió y decidió ayudar a Mateo a encontrar el camino de regreso a la felicidad.

Recordaron juntos todas las cosas maravillosas que habían compartido en el pasado: los juegos en el campo, las risas interminables y los sueños que tenían de construir un futuro juntos. Poco a poco, Mateo comenzó a recordar quién era realmente.

Las semillas del amor que había plantado junto a Juan empezaron a florecer nuevamente en su corazón.

Un día, mientras caminaban por el campo donde solían jugar de niños, Mateo miró fijamente a Juan y le dijo:"Juan, gracias por nunca rendirte conmigo. Me has mostrado que aún puedo ser feliz si lo deseo". "Siempre estaré aquí para ti, Mateo. Te amo más de lo que puedes imaginar", respondió Juan con lágrimas en los ojos.

A partir de ese momento, decidieron trabajar juntos para superar todos los obstáculos que se les presentaran. Juntos reconstruyeron la granja familiar y crearon un hogar lleno de amor y felicidad.

El amor verdadero puede superar cualquier dificultad si ambos están dispuestos a luchar por él. La historia de Juan y Mateo nos enseña la importancia de no rendirse ante las adversidades y cómo el amor puede transformar incluso a las personas más perdidas.

Y así, vivieron felices para siempre, recordando siempre que el amor y la bondad pueden sanar cualquier corazón herido.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!