Uniendo Familias Peludas


Había una vez una perrita llamada Justina que vivía en un pequeño pueblo junto a su dueña, Clara. Justina era muy cariñosa y siempre estaba dispuesta a hacer nuevos amigos.

Un día, mientras paseaban por el parque, conocieron a una familia de perros que se había mudado recientemente al pueblo. La familia de perros estaba compuesta por el papá, Bruno; la mamá, Lola; y sus tres cachorritos: Max, Luna y Coco.

Justina se acercó emocionada para saludarlos y pronto se hicieron muy buenos amigos. "-¡Hola! Soy Justina y esta es mi dueña Clara", dijo emocionada la perrita mientras movía su cola. "-¡Mucho gusto! Nosotros somos Bruno, Lola, Max, Luna y Coco", respondió Bruno con una sonrisa amigable.

Desde ese día en adelante, Justina y los perros vecinos pasaron mucho tiempo juntos. Jugaron en el parque, fueron de excursiones al bosque e incluso tuvieron divertidas fiestas de cumpleaños para celebrar cada uno de los cachorritos.

Un día, durante una caminata por el bosque cercano al pueblo, algo inesperado ocurrió. Los cachorritos Max y Luna se separaron del grupo sin darse cuenta. Cuando Bruno y Lola se dieron cuenta de esto entraron en pánico.

"-¡Oh no! ¡Max! ¡Luna! ¿Dónde están?", exclamó Lola angustiada mientras buscaba desesperadamente a sus hijos perdidos. Justina sabía que tenía que ayudar a sus amigos. Con su agudo olfato canino comenzó a rastrear el aroma de los cachorritos.

Siguió el rastro hasta un arbusto y allí encontró a Max y Luna asustados y llorando. "-¡Justina! ¡Nos perdimos!", sollozó Luna, abrazando a su hermanito. Justina les dio un lametazo tranquilizador y les dijo: "-No se preocupen, chicos.

Los encontré. Vamos a volver con sus papás". Juntos regresaron al lugar donde Bruno y Lola esperaban angustiados. Cuando vieron a los cachorritos sanos y salvos, no pudieron contener la emoción.

"-¡Gracias, Justina! ¡Eres una verdadera amiga!", exclamó Bruno con gratitud. A partir de ese día, la amistad entre las dos familias de perros se fortaleció aún más. Pasaron mucho tiempo juntos aprendiendo cosas nuevas y enfrentando desafíos juntos.

Un día, mientras jugaban en el parque, Justina notó que había un perrito nuevo llamado Toby que parecía muy triste y solitario. "-Hola Toby", dijo Justina acercándose con una sonrisa. "¿Quieres ser nuestro amigo?"Toby miró sorprendido pero luego sonrió tímidamente. "-Sí, me encantaría tener amigos".

Desde ese momento, Toby se unió a la pandilla de amigos perrunos y todos vivieron muchas aventuras juntos. La historia de Justina nos enseña que siempre es importante ayudar a nuestros amigos cuando lo necesitan sin importar las circunstancias.

También nos muestra cómo la amistad puede traer alegría e inclusión en nuestras vidas. Y así fue como Justina logró unir a dos familias de perros y enseñarles el verdadero valor de la amistad.

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