Unión, Amabilidad y Cuidado
Había una vez un grupo de chicos y chicas de cuarto grado que estaban muy emocionados porque se acercaba la primavera. Decidieron organizar un divertido picnic en el parque para celebrar la llegada de esta hermosa estación.
Los niños y niñas se reunieron en la plaza del pueblo para planificar todos los detalles. Había muchas ideas diferentes, pero finalmente acordaron hacer juegos al aire libre, comer ricas comidas y disfrutar del sol.
El día del picnic, el sol brillaba radiante en el cielo azul. Los chicos y chicas llegaron al parque con sus canastas llenas de deliciosos sándwiches, frutas frescas y jugos naturales. También llevaron pelotas, sogas para saltar y juegos de mesa.
Cuando llegaron al lugar elegido, se dieron cuenta de que había otra clase también festejando allí. Eran los chicos y chicas del quinto grado.
Al principio sintieron un poco de timidez, pero luego decidieron acercarse a ellos e invitarlos a unirse a su picnic. "¡Hola! Somos los chicos y chicas de cuarto grado. Estamos festejando la primavera con un divertido picnic ¿Les gustaría unirse a nosotros?"- dijo Martina, una niña muy simpática.
Los alumnos del quinto grado aceptaron encantados la invitación y comenzaron a jugar todos juntos. Se formaron equipos mixtos para disputar partidos de fútbol, vóley y carreras en saco.
Mientras disfrutaban del juego, notaron que había dos árboles enormes en el centro del parque casi sin hojas. Los niños curiosos se acercaron a ver qué les sucedía. "¡Miren! Estos árboles están tristes porque no tienen hojas.
Quizás necesiten un poco de ayuda para volver a estar llenos de vida"- dijo Pedro, un niño muy observador. Los chicos y chicas se pusieron manos a la obra. Comenzaron a reagarrar ramitas y hojas caídas del suelo y las pegaron en los árboles con ayuda de cinta adhesiva.
Poco a poco, los árboles comenzaron a verse más coloridos y vivos. Todos estaban emocionados al ver cómo habían logrado transformar esos árboles tristes en uno lleno de vida. Los niños comprendieron que con pequeñas acciones podían hacer grandes cambios en el mundo que los rodea.
El día continuó con risas, juegos y mucha diversión. Los chicos y chicas aprendieron la importancia de trabajar en equipo, ser amables con los demás e incluso cuidar el medio ambiente.
Al finalizar el picnic, todos se despidieron con una gran sonrisa en sus rostros. Habían pasado un día inolvidable celebrando la primavera junto a nuevos amigos.
Desde ese día, cada primavera los chicos y chicas de cuarto grado organizaban un picnic especial donde invitaban a otras clases para compartir momentos divertidos juntos. Y así, año tras año, aquel parque se llenaba de alegría gracias al espíritu solidario y colaborativo de estos maravillosos niños.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero su mensaje perdurará en nuestros corazones: siempre podemos hacer del mundo un lugar mejor si trabajamos juntos y ayudamos a quienes nos rodean.
FIN.