UNIÓN DE COLORES
Hace mucho, mucho tiempo, en un mágico valle rodeado de altísimas montañas, vivían tres elefantes de colores brillantes: Rayo, el elefante azul, Chispita, la elefanta amarilla, y Flor, la elefanta rosa. Aunque eran amigos de la infancia, a veces tenían desavenencias que se transformaban en pequeñas peleas.
Un día, mientras jugaban en un claro del bosque, comenzaron a discutir sobre quién debía ser el líder del juego de escondidas. La conversación se tornó tensa y, en un arrebato, Chispita dijo:
- ¡No quiero jugar más contigo, Rayo! Siempre te crees el más importante.
- ¡Yo no soy el problema, Chispita! ¡Eres tú quien nunca acepta perder! - contestó Rayo, con una trompa temblorosa.
Flor, viendo lo que estaba sucediendo, intentó mediar:
- Chicos, ¡no peleen! Hay lugar para todos en este juego.
Pero sus palabras fueron ignoradas, y enojados, Rayo y Chispita decidieron separarse, sin darse cuenta de que vendría una gran tormenta.
El cielo se oscureció rápidamente, y una fuerte lluvia comenzó a caer. Los vientos aullaban y un trueno resonó en las montañas. Rayo y Chispita se dieron cuenta de que, aunque estaban enojados, su única opción era encontrar refugio juntos. Así que se reunieron bajo un gran árbol, empapados y temerosos.
Mientras la tormenta rugía, la conversación entre ellos fue tensa. De pronto, un rayo iluminó el cielo y un fuerte viento sacudió su refugio. Rayo, preocupado, dijo:
- ¿Estás bien, Chispita? No quiero que te pase nada. -
- A pesar de lo que pasó, también me preocupo por vos, Rayo. - admitió Chispita.
En ese momento, un ruido ensordecedor hizo que se dieran cuenta de que Flor estaba atrapada en un arbusto cercano y no podía moverse. Sin pensarlo dos veces, se miraron y dijeron al mismo tiempo:
- ¡Debemos ayudarla!
Juntos, corrieron hacia donde estaba Flor, colaborando y omitiendo sus diferencias. Con gran esfuerzo, lograron liberar a su amiga, quien estaba muy asustada pero en una sola pieza. Al verla a salvo, los dos elefantes enojados se dieron cuenta de que su amistad era más importante que cualquier discusión que hayas tenido.
- Lo siento, Rayo. Te he juzgado mal. - dijo Chispita con sinceridad.
- Y yo lo siento a ti también, Chispita. Podemos ser diferentes y aún así ser amigos. - añadió Rayo.
Al terminar la tormenta, el sol comenzó a brillar. Cuando miraron al cielo, vieron un fenómeno maravilloso: un magnificente arcoíris se estaba formando. Todos los colores se unían, reflejando cómo sus diferencias también podían unirse. La escena los llenó de alegría.
- ¡Miren lo que hemos creado juntos! - exclamó Flor, con gran entusiasmo. - ¡Es como un símbolo de nuestra amistad!
Los tres elefantes comenzaron a saltar y a bailar bajo el arcoíris, olvidando por completo sus peleas pasadas. Desde ese día, aprendieron que sus colores, aunque diferentes, se complementaban para crear algo verdaderamente hermoso.
- Siempre que tengamos diferencias, recordemos el arcoíris - dijo Rayo.
- Y que juntos somos más fuertes - agregó Chispita.
- ¡Sí! Las diferencias nos hacen únicos, y juntos, brillamos aún más - finalizó Flor.
Y así, cada vez que veía un arcoíris, Rayo, Chispita y Flor recordaban con alegría su aventura y su compromiso de ser siempre amigos, sin importar cuán diferentes fueran. El poder de la unión y la aceptación los acompañó por el resto de sus días, en un mágico febrero lleno de colores, risa y amor.
FIN.