Unión de corazones


Había una vez un niño llamado Lucas, a quien le encantaba jugar con sus juguetes en su habitación. Sin embargo, Lucas tenía un problema: no le gustaba compartir sus juguetes con nadie.

Siempre que alguien intentaba jugar con él, se ponía muy molesto y los alejaba de mala gana. Un día, llegó al barrio una nueva vecina llamada Sofía. Ella era muy simpática y quería hacer amigos rápidamente.

Al enterarse de que Lucas vivía al lado, decidió ir a visitarlo y proponerle jugar juntos. "¡Hola! Soy Sofía, ¿quieres ser mi amigo y jugar conmigo?", dijo la niña con entusiasmo. Lucas la miró fríamente y respondió: "No me interesan los amigos.

Y mis juguetes son solo para mí". Sofía se sintió triste por la actitud de Lucas, pero no se dio por vencida. Decidió invitarlo a su casa al día siguiente para mostrarle que compartir era algo bueno y divertido.

Al llegar a la casa de Sofía, Lucas quedó impresionado por todos los juguetes que ella tenía. Estaban ordenados en estantes coloridos y parecían estar esperando ser jugados.

"¿Ves? Yo tengo muchos juguetes, pero lo más importante es poder disfrutarlos con amigos", explicó Sofía mientras le ofrecía uno de sus muñecos a Lucas. A regañadientes, Lucas aceptó el gesto amable de Sofía y comenzaron a jugar juntos.

Poco a poco, fue soltándose y divirtiéndose como nunca antes lo había hecho compartiendo sus cosas. Días después, Lucas se dio cuenta de lo mucho más feliz que se sentía al tener una amiga como Sofía con quien compartir momentos especiales.

Aprendió que el verdadero valor de los juguetes no estaba en acumularlos para uno mismo, sino en disfrutarlos junto a otros. Desde entonces, Lucas se convirtió en un niño generoso y dispuesto a compartir todo lo que tenía con quienes lo rodeaban.

Descubrió que la amistad era el mejor tesoro que podía tener y que la felicidad compartida era mucho más grande que cualquier juguete individual.

Y así fue como el niño que no compartía los juguetes aprendió una valiosa lección gracias a su nueva amiga Sofía: la importancia de abrir su corazón y compartir tanto sus cosas como su tiempo con quienes realmente apreciaba.

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