Unión de espinas y colmillos


Había una vez en el bosque un erizo llamado Ernesto, que se sentía muy triste porque no tenía amigos con quien jugar. Todos los animales del bosque parecían tener compañeros con quienes pasar el tiempo, menos él.

Ernesto pasaba sus días solitarios recorriendo el bosque en busca de alguien con quien compartir risas y aventuras. Un día, mientras paseaba por el arroyo, escuchó unos ruidos extraños provenientes de un arbusto cercano.

Con curiosidad se acercó y descubrió a un pequeño zorro atrapado entre las ramas. Sin dudarlo, Ernesto lo ayudó a liberarse y juntos lograron salir del apuro.

El zorro, agradecido, le dijo:"¡Muchas gracias por salvarme! Soy Zoilo, ¿cómo te llamas tú?"Ernesto sonrió emocionado al fin haber encontrado a alguien con quien hablar. Desde ese día, Zoilo y Ernesto se convirtieron en grandes amigos. Juntos exploraban el bosque, jugaban carreras de velocidad y compartían historias bajo la luz de la luna.

Sin embargo, un día llegó al bosque una terrible tormenta que causó estragos por todas partes. Muchos árboles cayeron y los caminos quedaron bloqueados.

Zoilo se perdió en medio del caos y Ernesto sintió una profunda tristeza al no encontrarlo por ningún lado. Desesperado por recuperar a su amigo perdido, Ernesto decidió pedir ayuda a los demás animales del bosque.

Recorrió cada rincón buscando pistas sobre el paradero de Zoilo hasta que finalmente encontró unas huellas que lo llevaron hasta una cueva oculta donde su amigo se había refugiado. "¡Zoilo! ¡Estás vivo!" exclamó Ernesto emocionado al verlo sano y salvo. "Gracias a ti logré sobrevivir", respondió Zoilo con gratitud en sus ojos.

La amistad entre ambos creció aún más fuerte después de superar juntos aquel desafío.

A partir de entonces, Ernesto entendió que la verdadera amistad va más allá de simplemente tener compañía para jugar; implica estar ahí en los momentos difíciles y apoyarse mutuamente sin importar las circunstancias. Y así, Ernesto el erizo aprendió que nunca es tarde para hacer amigos verdaderos y que la verdadera amistad vale más que cualquier tesoro en el mundo entero.

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