Unión en Esparza
Había una vez, en un hermoso lugar llamado Esparza, un grupo de animales que vivían juntos en armonía. Entre ellos estaban el conejito Saltarín, la tortuga Sabia, el león Valiente y la mariposa Alegre.
Un día, los animales decidieron organizar una competencia para ver quién era el más rápido de todos. Pero en lugar de disfrutar del juego y divertirse juntos, comenzaron a discutir sobre quién había ganado y quién había perdido.
El conejito Saltarín estaba muy orgulloso porque había llegado primero a la meta. "¡Soy el más veloz de todos!", decía con arrogancia. La tortuga Sabia se sintió triste porque nadie reconocía su esfuerzo y paciencia para llegar al final.
El león Valiente también se molestó porque creía que merecía ser el ganador por ser fuerte y valiente. Y la mariposa Alegre solo quería que todos estuvieran contentos y no pelearan. La situación empeoró cuando los animales empezaron a insultarse entre sí.
Se olvidaron por completo de lo hermoso que era vivir juntos en armonía y respeto. Entonces, apareció Don Búho, el sabio consejero del bosque.
Al ver tanta discordia entre sus amigos animales, decidió intervenir para ayudarlos a resolver sus conflictos. Don Búho reunió a todos los animales alrededor de un gran árbol y les explicó: "Amigos queridos, escuchen atentamente. Ganar o perder no es lo más importante en esta vida.
Lo que importa es cómo nos tratamos y cómo resolvemos nuestros conflictos. La empatía y el respeto hacia los demás son las verdaderas victorias". Los animales se miraron entre sí, reflexionando sobre las palabras de Don Búho.
Se dieron cuenta de que habían perdido la alegría y la amistad por culpa de su competitividad. El conejito Saltarín fue el primero en disculparse: "Perdón por no reconocer el esfuerzo de todos. No deberíamos pelear, sino celebrar nuestra diversidad".
La tortuga Sabia también pidió perdón por sentirse triste y no valorar a los demás. El león Valiente reconoció que ser fuerte no siempre significa tener razón.
Y la mariposa Alegre prometió hacer todo lo posible para mantener viva la alegría en el grupo. Desde ese día, los animales aprendieron a solucionar sus conflictos con empatía y respeto. Comprendieron que cada uno era especial a su manera, y eso los hacía únicos e importantes en Esparza.
Y así, vivieron felices compartiendo juegos, risas y aventuras, recordando siempre la valiosa lección de Don Búho: "La empatía y el respeto hacia los demás son las verdaderas victorias". Fin
FIN.