Unión en la amistad



Había una vez en un reino lejano una princesa llamada Kendra, conocida por su belleza y bondad. A pesar de ser amada por muchos, también había personas que la envidiaban por su aspecto.

Pero a Kendra no le importaba lo que pensaran los demás, ella seguía siendo amable con todos. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al castillo, Kendra escuchó unos ruidos extraños provenientes de un arbusto.

Con valentía se acercó y descubrió a Mateo, un joven leñador que estaba atrapado bajo unas ramas caídas. Sin dudarlo, la princesa ayudó a liberarlo y juntos lograron salir del bosque. "¡Muchas gracias por salvarme! Soy Mateo", dijo el joven con una sonrisa agradecida.

"No hay de qué, es mi deber ayudar a quienes lo necesitan", respondió Kendra con humildad. A partir de ese día, Kendra y Mateo se hicieron amigos inseparables. Juntos recorrían el bosque explorando sus secretos y compartiendo risas.

La gente del reino comenzó a murmurar sobre la amistad entre la princesa y el leñador, algunos incluso se burlaban de Mateo por considerarlo inferior a Kendra.

Pero la princesa no hizo caso a los comentarios maliciosos y siguió pasando tiempo con su amigo sin prejuicios ni preconceptos. Un día, mientras caminaban cerca de un lago cristalino, vieron a un grupo de niños jugando en sus orillas. "¡Miren cómo se divierten esos niños! Me encanta verlos tan felices", exclamó Kendra con alegría.

Mateo asintió y agregó: "Es maravilloso ver cómo la inocencia de los niños les permite disfrutar las cosas simples de la vida". De repente, uno de los niños tropezó y cayó al agua profunda sin saber nadar.

Ante el grito desesperado de la madre del niño, Kendra no dudó en lanzarse al lago para rescatarlo. Con fuerza y determinación logró sacar al pequeño sano y salvo.

La noticia del valiente acto de la princesa se extendió rápidamente por todo el reino. La gente comenzó a admirarla aún más por su coraje y generosidad hacia los demás. Los comentarios negativos sobre su belleza quedaron olvidados ante la grandeza de su corazón noble.

Desde ese día en adelante, Kendra siguió demostrando que la verdadera belleza reside en las acciones buenas que realizamos hacia los demás.

Y junto a Mateo continuaron explorando el bosque como dos amigos ejemplares que enseñaban al reino importantes lecciones sobre amistad, solidaridad y humildad.

FIN.

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