Unión en la Escuela Especial



Había una vez en una pequeña escuela de un barrio tranquilo, una maestra llamada Yemelyn. Ella era una persona muy especial, siempre alegre y dispuesta a ayudar a sus alumnos en todo lo que necesitaran.

Tenía una habilidad única para conectar con los niños y hacer que se sintieran queridos y valorados. Un día, llegaron tres nuevos alumnos a su clase: Mateo, Sofía y Tomás.

Ellos eran un poco tímidos y no se sentían del todo cómodos en su nuevo entorno. Yemelyn notó esto de inmediato y decidió acercarse a ellos para hacerles sentir bienvenidos. "Hola chicos, soy Yemelyn, su nueva maestra. ¿Cómo están hoy?" - les dijo con una sonrisa cálida.

Los niños la miraron tímidamente al principio, pero poco a poco fueron abriendo sus corazones ante la amabilidad de Yemelyn.

Con el paso de los días, comenzaron a sentirse más seguros de sí mismos y empezaron a participar activamente en las clases. Un día, mientras estaban trabajando en un proyecto escolar sobre la naturaleza, Mateo tuvo una idea brillante:"¡Maestra Yemelyn! ¿Qué tal si plantamos un jardín en el patio de la escuela? Podríamos cuidarlo entre todos y verlo crecer juntos.

"Y así fue como comenzaron su emocionante aventura jardinera. Cada uno de los niños tenía asignada una tarea específica: Mateo se encargaba de regar las plantas, Sofía de quitar las malas hierbas y Tomás de investigar sobre diferentes especies vegetales.

Con el tiempo, el pequeño jardín floreció gracias al esfuerzo conjunto de Yemelyn y sus niños de aula.

Se convirtió en un lugar mágico donde podían aprender sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y disfrutar del contacto con la naturaleza. Pero un día, una fuerte tormenta azotó la ciudad y causó estragos en el frágil jardín. Los niños estaban desanimados al ver todo su trabajo arruinado por el temporal.

Sin embargo, Yemelyn les recordó que juntos podían superar cualquier obstáculo si trabajaban en equipo. Así que decidieron poner manos a la obra para restaurar su amado jardín. Con esfuerzo y dedicación lograron devolverle la vida al espacio verde, incluso más hermoso que antes.

Los niños aprendieron una valiosa lección sobre perseverancia, solidaridad y trabajo en equipo gracias a la guía amorosa de su maestra Yemelyn.

Desde ese día en adelante, cada vez que miraban su jardín floreciente recordaban que no hay nada imposible cuando se tiene el apoyo incondicional de quienes te rodean.

FIN.

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