Unión en la Pampa


Había una vez en un lejano pueblo de Argentina, un portal de Belén muy especial. En ese portal, vivían muchos animales que estaban emocionados por la llegada del niño Jesús.

Pero había un pequeño problema: los camellos no podían entrar al portal porque era demasiado pequeño para ellos. El ángel encargado de cuidar el portal se preocupó mucho por los camellos y decidió decirles que se quedaran afuera, junto con la policía local.

Las ovejas, al ver a los camellos tristes y sin hogar, decidieron ayudarlos y les ofrecieron su cálida lana para que pudieran dormir cómodamente. Mientras tanto, dentro del portal, el buey y la vaca comenzaron a sentirse hambrientos.

No tenían suficiente comida para alimentarse y tampoco había suficiente leche para el pequeño Jesús. La policía vio esta situación y decidió hacer algo al respecto.

Uno de los perros policías más valientes llamado Ramón se acercó al ángel y le dijo:"¡Ángel! ¿No podemos encontrar una solución para que todos puedan estar felices?"El ángel sonrió ante la nobleza de Ramón y le respondió:"Tienes razón, Ramón. Todos deberíamos estar felices en este momento tan especial".

Juntos, el ángel y Ramón idearon un plan maravilloso. Decidieron ir a buscar ayuda a todo el pueblo argentino. Les pidieron a las personas que donaran alimentos para los animales del portal.

Los habitantes del pueblo respondieron con alegría al pedido del ángel y llevaron montones de pasto fresco, frutas y verduras para el buey y la vaca. También llevaron leche para que Jesús pudiera mamar. Cuando todos los animales del portal recibieron la comida, se sintieron muy agradecidos.

Los camellos se acercaron al ángel y le dijeron:"¡Gracias por no olvidarte de nosotros! Ahora tenemos un lugar donde quedarnos". El buey y la vaca también estaban felices porque tenían suficiente comida para alimentarse y Jesús pudo mamar tranquilamente.

El ángel, Ramón y todos los animales del portal aprendieron una gran lección: cuando trabajamos juntos y nos preocupamos por los demás, podemos encontrar soluciones maravillosas para cualquier problema. Desde aquel día, el portal de Belén se convirtió en un lugar lleno de amor y solidaridad.

Todos los años, las personas del pueblo argentino continúan llevando alimentos a los animales del portal como forma de recordar aquella hermosa historia de ayuda mutua.

Y así es como este cuento nos enseña que siempre debemos ayudar a quienes más lo necesitan, sin importar si son grandes o pequeños. Juntos podemos hacer grandes cosas y crear un mundo mejor para todos.

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