Unión mágica



En Aroa, un lugar mágico y lleno de misterios, vivía un niño llamado Sagro. Desde pequeño había escuchado las historias de Mitos y Leyendas que su abuelita le contaba antes de dormir.

Una de sus favoritas era la historia de María Lionza, la reina de la naturaleza y protectora de los animales. Un día, mientras paseaba por el bosque encantado de Aroa, Sagro se encontró con una criatura extraña.

Era un duende travieso que estaba asustando a los animales del lugar. Sagro decidió acercarse y hablar con él. "Hola duende, ¿por qué estás asustando a los animales? Ellos son nuestros amigos y debemos cuidarlos", dijo Sagro con valentía.

El duende se sorprendió al ver a Sagro tan decidido y valiente. Le explicó que se sentía solo y triste porque nadie quería jugar con él en el bosque. "No te preocupes, yo seré tu amigo.

Pero debes prometerme que dejarás de asustar a los animales", propuso Sagro con amabilidad. El duende aceptó la propuesta de Sagro y juntos comenzaron a explorar el bosque encantado. Descubrieron cascadas cristalinas, árboles centenarios y flores exóticas que solo crecían en ese lugar tan especial.

Poco a poco, el duende travieso fue cambiando su actitud gracias a la amistad sincera de Sagro. Ya no asustaba a los animales, sino que jugaba con ellos y los ayudaba en lo que necesitaran.

Un día, mientras caminaban por el bosque, se encontraron con María Lionza. La reina de la naturaleza les sonrió cálidamente y les dijo:"Gracias por demostrar que la amistad es más fuerte que cualquier maldad.

Ustedes dos han logrado algo maravilloso: unir al mundo mágico con el mundo real". Sagro y el duende se sintieron orgullosos de haber recibido las felicitaciones de María Lionza. A partir de ese día, se convirtieron en grandes amigos y juntos protegieron el bosque encantado de Aroa.

Y así, entre risas, juegos y aventuras, Sagro aprendió una valiosa lección: nunca subestimar el poder de la amistad para transformar incluso al corazón más travieso.

FIN.

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