Unión solidaria


Había una vez un lobo llamado Lucas y un zorro llamado Maxi que vivían en el bosque.

Lucas era un lobo solitario y siempre estaba buscando comida para él solo, mientras que Maxi era muy sociable y le gustaba compartir con los demás animales del bosque. Un día, mientras caminaban por el bosque, Lucas encontró una gran presa: un conejo gordon y jugoso.

Estaba tan emocionado que no pudo evitar darle un mordisco antes de llevárselo a su madriguera. Pero justo en ese momento, apareció Maxi. - ¡Hola, Lucas! ¿Qué tienes ahí? - preguntó Maxi curioso. Lucas se sintió incómodo e intentó ocultar al conejo detrás de su espalda.

- No es nada importante, solo algo que encontré por casualidad - respondió Lucas nervioso. Pero Maxi tenía buen olfato y pudo percibir el aroma del conejo. Se acercó más a Lucas y dijo:- No me engañas, amigo. Sé que tienes algo delicioso ahí detrás.

¿Por qué no compartimos la comida? Lucas dudó por un momento pero luego pensó que podría obtener algo a cambio si aceptaba compartir con Maxi.

- Está bien, lo compartiremos, pero solo si me ayudas a encontrar comida para mañana - propuso Lucas. Maxi aceptó de inmediato y juntos se dirigieron al río cercano para pescar algunos peces frescos. Trabajaron en equipo y lograron atrapar varios peces grandes.

Mientras regresaban al bosque con su pesca, vieron a una tortuga tratando de subir a un árbol para comer algunas frutas. - ¡Es imposible! - exclamó la tortuga frustrada. Lucas y Maxi se acercaron y le preguntaron qué estaba intentando hacer.

La tortuga explicó que quería probar las deliciosas frutas del árbol, pero no podía llegar hasta ellas. - No te preocupes, te ayudaremos - dijo Lucas con una sonrisa. Maxi trepó al árbol y comenzó a sacudir las ramas para que las frutas cayeran al suelo.

Mientras tanto, Lucas empujaba a la tortuga para que pudiera alcanzarlas fácilmente. La tortuga estaba tan feliz de tener esas frutas que ofreció compartir algunos pedacitos con Lucas y Maxi como muestra de gratitud.

Los tres disfrutaron juntos de un festín bajo el sol del bosque. Desde ese día, Lucas aprendió la importancia de compartir y trabajar en equipo.

Él se dio cuenta de que era mucho más feliz cuando compartía sus alimentos con otros animales en lugar de guardárselos solo para él. Y así, el lobo solitario se convirtió en un amigo fiel y generoso para todos los habitantes del bosque.

Y junto con Maxi, vivieron muchas aventuras emocionantes ayudando a otros animales necesitados y siempre compartiendo lo que tenían. Esta historia nos enseña la importancia de ser generosos y solidarios con los demás. A veces, podemos obtener mucho más satisfacción al compartir nuestras cosas o ayudar a alguien en lugar de guardarlo todo para nosotros mismos.

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