Unión Valiente



En un lindo parque de la ciudad vivía una pequeña rata llamada Rosita.

A pesar de ser muy amigable y curiosa, siempre se sentía un poco sola ya que los demás animales del parque le tenían miedo por ser una rata. Un día, mientras exploraba en busca de comida, escuchó maullidos provenientes de unos arbustos. Al acercarse con cautela, vio a un gatito blanco y negro atrapado entre las ramas.

Sin dudarlo, Rosita corrió hacia él y con sus afilados dientes logró cortar las ramas que lo aprisionaban. El gato, agradecido, se presentó como Mateo y desde ese momento se volvieron inseparables amigos. "¡Gracias por salvarme! ¿Cómo puedo agradecerte?" - dijo Mateo emocionado.

"No tienes que agradecer nada, solo me alegra poder ayudarte" - respondió Rosita sonriendo. A partir de ese día, Rosita y Mateo recorrían juntos el parque compartiendo aventuras y travesuras. Sin embargo, no todos estaban contentos con su amistad.

El líder de los gatos del parque, Garfield, no veía con buenos ojos la relación entre un gato y una rata; por lo que decidió retar a Mateo a pelear para demostrar quién era el más fuerte.

La noticia de la pelea se esparció rápidamente por el parque y todos los animales se reunieron alrededor para presenciarla. En medio del ring improvisado formado por los demás animales, Garfield y Mateo comenzaron a enfrentarse ferozmente.

Los golpes iban y venían hasta que en un descuido Garfield tomó ventaja sobre Mateo. Viendo en peligro a su amigo ratón, Rosita no pudo quedarse quieta mirando la pelea.

Con valentía se interpuso entre los dos contendientes levantando sus pequeñas patitas en señal de paz. "¡Basta! ¡Esto no lleva a nada bueno! Todos somos amigos aquí" - exclamó Rosita con determinación. Los animales presentes quedaron sorprendidos ante la valentía y sabiduría de la pequeña rata.

Comenzaron a reflexionar sobre el verdadero significado de la amistad y cómo las diferencias no deberían ser motivo de peleas sino oportunidades para aprender unos de otros.

Conmovido por el gesto noble de Rosita, Garfield bajó su mirada en señal de arrepentimiento y extendió su pata hacia Mateo como signo de reconciliación. Los demás animales aplaudieron emocionados ante tan hermosa muestra de amor y solidaridad entre especies diferentes.

Desde aquel día en adelante, en el parque reinó la armonía gracias al ejemplo dado por Rosita: una simple rata que demostró que incluso los más pequeños pueden hacer grandes cosas cuando actúan desde el corazón.

Y así fue como cada tarde al atardecer, todos los animales del parque disfrutaban juntos bajo la sombra del árbol central compartiendo risas, juegos e inolvidables abrazos llenos de cariño y gratitud hacia aquellos que les enseñaron el verdadero valor de la amistad sin importar las diferencias externas.

FIN.

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