Unión y Solidaridad
Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde sus habitantes estaban muy emocionados porque se acercaba la Navidad. En este lugar todos eran muy amables y solidarios, pero este año querían hacer algo especial para celebrar juntos.
El alcalde de Villa Feliz convocó a una reunión en la plaza principal para proponerles a todos los vecinos que trabajaran juntos en la preparación de la Navidad.
Todos estaban entusiasmados con la idea y decidieron formar diferentes equipos para organizar las actividades. Uno de los equipos sería el encargado de decorar el árbol gigante que estaría en el centro del pueblo. Otro equipo se ocuparía de hacer las luces navideñas brillar por todas las calles.
También había un equipo encargado de preparar los regalos para los niños del pueblo. Los días pasaron rápidamente y cada equipo trabajaba incansablemente para lograr su objetivo.
Pero hubo un problema inesperado: el equipo encargado de cocinar la cena navideña no tenía suficientes ingredientes. -¡Oh no! -exclamó María, quien lideraba ese equipo-. No tenemos suficiente comida para alimentar a todo el pueblo en Navidad. Todos se preocuparon mucho y comenzaron a buscar soluciones.
Fue entonces cuando Juanito, un niño muy astuto, tuvo una gran idea. -¡Ya sé qué podemos hacer! -dijo emocionado-. Podemos pedirle ayuda a nuestros vecinos de otros pueblos cercanos. Seguro nos darán una mano.
Los demás asintieron con entusiasmo y partieron hacia los pueblos vecinos para pedir ayuda. Pero cuando llegaron, se encontraron con que los vecinos también tenían problemas. -¡No tenemos suficientes juguetes para los niños! -decía uno de ellos. -¡Y nosotros no tenemos suficientes decoraciones navideñas! -exclamaba otro.
En ese momento, todos se dieron cuenta de que si trabajaban juntos, podrían solucionar todos sus problemas. Decidieron unir fuerzas y compartir lo que tenían para lograr una Navidad inolvidable.
Volvieron a Villa Feliz y organizaron una gran reunión en la plaza principal. Todos compartieron sus necesidades y habilidades, y entre todos encontraron las soluciones perfectas. El equipo encargado de cocinar la cena navideña recibió ingredientes de otros pueblos cercanos.
El equipo de regalos hizo trueques con otros pueblos para obtener más juguetes. Y el equipo de decoración intercambió adornos con otros lugares para tener una Navidad aún más hermosa. La noche de Navidad llegó y Villa Feliz estaba llena de alegría y felicidad.
Los vecinos se reunieron alrededor del árbol gigante, disfrutando del brillo de las luces navideñas y cantando villancicos juntos.
La cena fue deliciosa gracias a la colaboración entre los pueblos cercanos, y los niños estaban emocionados al recibir regalos que habían sido donados por otras comunidades solidarias. Esa noche mágica, todos comprendieron el verdadero espíritu navideño: trabajar juntos, compartir lo que tenemos y ayudarnos mutuamente nos hace más fuertes como comunidad.
Desde entonces, cada año, Villa Feliz celebra la Navidad de la misma manera. Los habitantes continúan compartiendo sus habilidades y trabajando juntos para hacer de esa noche una experiencia inolvidable. Y así, Villa Feliz se convirtió en un ejemplo de solidaridad y cooperación para todos los pueblos cercanos.
La magia de la Navidad había llegado a sus corazones, enseñándoles que cuando trabajamos en equipo y compartimos las cosas, podemos lograr grandes cosas.
FIN.