Vacaciones de Compasión en el Hotel Meliá Costa


En un soleado día de verano, Alejandro y su familia decidieron ir de vacaciones al Hotel Meliá Costa. Estaban emocionados por pasar unos días en la playa y disfrutar del hermoso paisaje.

Al llegar al hotel, Alejandro notó que había muchas escaleras para subir hasta la recepción. Su mamá le explicó que el hotel tenía ascensores y rampas para personas como él, que usaba silla de ruedas.

Alejandro se sintió aliviado al saber que podría moverse con facilidad por todo el lugar. "¡Mira, Ale! ¡Hay un ascensor justo allí! Podremos subir sin problemas", dijo su papá mientras empujaba la silla de ruedas hacia el ascensor. Alejandro sonrió feliz y agradecido por la accesibilidad del hotel.

Subieron hasta su habitación y se instalaron cómodamente. Desde la ventana podían ver el mar y escuchar las olas rompiendo en la orilla. "¡Qué lindo es todo esto! ¡Gracias por traerme aquí!", exclamó Alejandro emocionado.

Durante los siguientes días, la familia de Alejandro disfrutó de la piscina, paseos por la playa y deliciosa comida en el restaurante del hotel. Cada vez que necesitaban desplazarse, encontraban rampas o ascensores disponibles para facilitarles el acceso.

Un día, mientras caminaban por los jardines del hotel, vieron un pequeño pájaro atrapado en una red colocada cerca del estacionamiento. El animalito piaba angustiado tratando de liberarse. "¡Pobrecito! Debemos ayudarlo", dijo Alejandro con preocupación en su voz.

Su mamá llamó a uno de los empleados del hotel para informarle sobre el pájaro atrapado. Pronto llegaron con unas tijeras y liberaron al ave, que salió volando agradecida hacia los árboles cercanos. "¡Lo logramos! ¡Rescatamos al pajarito!", exclamó Alejandro radiante de alegría.

Esa noche, durante la cena en el restaurante del hotel, el gerente se acercó a la mesa de Alejandro con una sorpresa especial: una medalla dorada en reconocimiento por su valentía y compasión al salvar al pequeño pájaro.

"¡Felicidades, Alejandro! Eres un verdadero héroe", dijo el gerente con una sonrisa sincera. Alejandro estaba emocionado y orgulloso de recibir esa medalla tan especial.

Se dio cuenta de que no importa quién eres o cuáles sean tus limitaciones físicas; siempre puedes hacer cosas increíbles si tienes un corazón bondadoso y valiente como él demostró ser ese día rescatando al pajarito atrapado.

Así terminaron las vacaciones inolvidables de Alejandro y su familia en el Hotel Meliá Costa: con amor, solidaridad y momentos inolvidables que atesorarían para siempre en sus corazones.

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