Valentía en la Oscuridad


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Antonio. Antonio era un niño alegre y curioso durante el día, pero cuando llegaba la noche y se quedaba solo en su habitación, el miedo lo invadía.

Le tenía pánico a la oscuridad y cada sombra parecía transformarse en algo aterrador en su mente.

Una noche, mientras Antonio estaba acostado en su cama con las sábanas hasta la cabeza, escuchó una vocecita proveniente del rincón de su habitación. Temeroso, preguntó: - ¿Quién está ahí? La vocecita respondió: - Soy Lunita, la luna que ilumina tus noches.

Antonio levantó lentamente las sábanas y vio a través de la ventana a una hermosa luna llena que brillaba en el cielo oscuro. - ¿Por qué tienes miedo, Antonio? -preguntó Lunita con ternura. Antonio le contó sobre sus miedos nocturnos y cómo su imaginación le jugaba malas pasadas.

Lunita sonrió con dulzura y le dijo: - Quiero enseñarte algo importante. Cierra los ojos por un momento y respira hondo. Antonio siguió las indicaciones de Lunita y poco a poco comenzó a sentirse más tranquilo.

Cuando abrió los ojos, ya no veía sombras terroríficas en su habitación; solo veía juguetes y libros conocidos. - ¿Ves, Antonio? A veces nuestros miedos son como sombras que nuestra mente crea.

Pero si aprendemos a respirar profundo y enfrentarlos, descubriremos que no son tan reales como pensamos -explicó Lunita con sabiduría lunar. Desde esa noche, Antonio practicaba la técnica de cerrar los ojos y respirar hondo cada vez que sentía miedo.

Poco a poco fue perdiendo el temor a la oscuridad pues entendió que muchas veces lo que tememos está solo en nuestra mente. Con el tiempo, Antonio dejó de arroparse hasta la cabeza e incluso empezó a dormir con la luz apagada.

Ya no veía monstruos donde antes creía verlos; ahora veía oportunidades para enfrentar nuevos desafíos con valentía. Y así, gracias a la sabia enseñanza de Lunita, Antonio superó sus miedos nocturnos y aprendió una valiosa lección: nunca hay que dejar que nuestras sombras internas nos impidan ver la luz que brilla dentro de nosotros mismos.

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