Valentía en Villa Esperanza
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían Martha y Román, dos adolescentes humanos que iban a la misma escuela. Martha estaba secretamente enamorada de Román, pero nunca se animaba a decirle nada.
Un día soleado, mientras caminaba por el parque del pueblo, Martha vio a Román sentado en un banco leyendo un libro. Su corazón latía con fuerza y decidió que era el momento de dar el primer paso.
Se acercó lentamente y con timidez le dijo:- ¡Hola, Román! Román levantó la mirada sorprendido y le respondió amablemente:- ¡Hola, Martha! ¿Cómo estás? Martha sonrió nerviosa y comenzaron a hablar sobre sus gustos, sus pasatiempos y sus sueños.
Descubrieron que tenían muchas cosas en común y se dieron cuenta de lo mucho que disfrutaban estar juntos. Los días pasaron y Martha y Román se volvieron inseparables. Salían juntos al parque, compartían meriendas bajo los árboles y se reían sin parar.
Sin embargo, había algo que seguía preocupando a Martha: ¿Román sentiría lo mismo por ella? Una tarde, mientras paseaban por el río que cruzaba Villa Esperanza, Martha reunió todo su valor y le confesó a Román lo que sentía:- Román, desde hace mucho tiempo siento algo especial por ti.
Eres mi mejor amigo y también... me gustas mucho. Román la miró con ternura y le tomó las manos. - Martha, yo también siento algo muy fuerte por ti.
Eres una persona increíble y no puedo imaginar mi vida sin ti. Ambos se abrazaron emocionados sabiendo que habían encontrado en el otro al compañero perfecto. Juntos decidieron seguir explorando el mundo lleno de aventuras y desafíos que les esperaba.
Desde ese día, Martha aprendió que no hay nada más valioso que ser sincero con los sentimientos propios y tener el coraje de expresarlos.
Y así, entre risas y complicidad, Martha y Román construyeron una hermosa historia de amor basada en la confianza mutua y en la verdadera amistad. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero su historia apenas comenzaba llena de amor e ilusión.