Valentín y el valor de hablar


En una hermosa mañana de primavera, en el colegio San Martín, Valentín se sentía nervioso. Había sido molestado por Nicolás, un niño mayor, que le había dicho cosas muy hirientes en el recreo. Valentín decidió que debía hablar con la maestra Ana para contarle lo sucedido. Sin embargo, para llegar a la maestra, Valentín tendría que enfrentar varios obstáculos en el colegio. En primer lugar, tenía que atravesar el patio, lleno de chicos jugando a la pelota y corriendo de un lado a otro.

Valentín se sintió inseguro al cruzar el patio, pero se recordó a sí mismo que hacerlo valía la pena para no permitir que Nicolás lo lastimara más. Cuando finalmente llegó al aula de la maestra Ana, la puerta estaba cerrada y él sabía que debía esperar el recreo. Mientras esperaba, escuchó a Marengo, el perro guardian de la escuela, ladrar cerca de la puerta y eso lo puso aún más nervioso.

Finalmente, cuando sonó el timbre del recreo, Valentín se acercó a la maestra Ana y le contó todo lo sucedido. Ella lo escuchó con atención, le explicó la importancia de hablar cuando algo nos incomoda y juntos buscaron la forma de solucionar la situación. La maestra Ana llamó a Nicolás, quien se disculpó con Valentín y ambos acordaron llevarse mejor en el futuro.

Desde ese día, Valentín entendió que hablar con un adulto de confianza es una forma valiente y poderosa de resolver problemas. Aprendió que, a veces, enfrentar obstáculos y superar el miedo vale la pena para protegerse a sí mismo. Y lo más importante, comprendió que no está solo, que siempre habrá alguien dispuesto a escucharlo y ayudarlo.

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