Valentín y su primer día en el jardín



Era un hermoso día soleado cuando Valentín, un niño de 3 años con grandes ojos curiosos y una sonrisa que iluminaba su rostro, se preparaba para comenzar su primer día en el jardín de infantes. Su mamá lo había despertado con alegría, y había preparado un delicioso desayuno con panqueques, su comida favorita.

"¡Valentín, hoy es un día especial! ¡Vas a conocer a nuevos amigos!" - dijo su mamá con entusiasmo mientras le ponía su mochila al hombro.

Valentín no estaba seguro de qué pensar. Tenía miedo de separar de su mamá, pero al mismo tiempo, estaba emocionado por la idea de jugar con otros niños.

"¿Voy a ver a más niños como yo?" - preguntó con una pequeña voz.

"Sí, cariño, muchos más. Y también tendrás una maestra que te cuidará y enseñará cosas divertidas" - respondió su mamá, acariciándole el pelo.

Cuando llegaron al jardín, Valentín se aferró fuertemente a la mano de su mamá. A su alrededor, los niños reían y jugaban, algunos pintaban, otros construían torres con bloques. Consumido por la mezcla de emoción y nerviosismo, Valentín dio un paso hacia atrás.

"No quiero ir, mami" - susurró, mirando hacia el suelo.

"Está bien, mi amor. Voy a estar justo aquí afuera. Tienes que ser valiente y probarlo, ¿sí?" - le dijo su mamá con voz suave.

Con un profundo suspiro, Valentín soltó la mano de su mamá y, con pasos titubeantes, entró al salón. Un lugar lleno de colores, juguetes y risas. A medida que exploraba, una niña con una diadema de flores se acercó a él.

"¡Hola! Soy Sofía. ¿Querés jugar conmigo?" - preguntó, sonriendo ampliamente.

"Uh... no sé..." - contestó Valentín, sintiéndose un poco tímido.

"¡No te preocupes! Vamos a hacer una torre gigante juntos" - insistió Sofía, señalando los bloques. Valentín, intrigado, decidió darle una oportunidad.

Mientras construían, otros niños se unieron y pronto había una gran torre que se alzaba hacia el techo.

"¡Mirá lo alta que es!" - gritó Valentín emocionado.

"Vamos a ponerle una bandera, así es más divertida" - sugirió un niño llamado Lucas.

"¡Buena idea!" - dijo Sofía.

Los tres amigos encontraron un dibujo de una bandera en un papel y lo colocaron en la cima de su creación. Todos aplaudieron su trabajo.

"¡Hicimos algo increíble!" - exclamó Valentín, llenándose de orgullo.

No obstante, mientras jugaban, un niño más pequeño empezó a llorar en un rincón. Era Tomás, que se había caído y le dolía la rodilla.

"No puedo jugar más..." - sollozó.

"¡Vamos, no llores!" - le dijo Sofía, corriendo hacia él. "Te podemos ayudar. Valentín, vení."

Valentín, aunque un poco dudoso, siguió a Sofía y Lucas, sintiéndose un poco como un héroe.

"¿Qué pasó?" - preguntó Valentín.

"Me caí y ahora me duele..." - dijo Tomás, entre lágrimas.

"Está bien, todos nos caemos a veces. Te ayudaremos a levantarte" - respondió Lucas, extendiendo su mano. Valentín se unió a sus amigos y juntos ayudaron a Tomás a levantarse.

"¡Buen trabajo, Valentín!" - le dijo Sofía, dándole una palmada en la espalda.

"No es tan malo ayudar" - pensó Valentín, sintiendo una nueva sensación de pertenencia.

El resto del día estuvo lleno de juegos, risas y nuevas amistades. Al mismo tiempo fue aprendiendo sobre compartir y ayudar a sus compañeros. Cuando llegó la hora de irse, Valentín corrió hacia su mamá con una gran sonrisa.

"Mami, ¡fue genial!" - exclamó, salpicando su alegría.

"¿De verdad? Me alegra tanto, Valentín. ¿Hiciste amigos?" - preguntó su mamá, emocionada.

"¡Sí! Sofía y Lucas son mis amigos. ¡Y también ayudé a Tomás!" - dijo, contando su aventura con entusiasmo.

Valentín regresó a casa pensando en su nuevo mundo conocido y en todas las experiencias que había tenido.

"¡Mañana quiero volver!" - dijo decidido. Su mamá sonrió, abrazándolo con cariño.

"Y yo estaré aquí para acompañarte, como siempre. Recuerda, cada día es una nueva aventura" - le dijo.

Valentín se fue a dormir esa noche lleno de sueños sobre torres y amigos, listo para más aventuras en su jardín mágico.

Así, Valentín encontró la valentía en su interior y aprendió que los cambios pueden ser maravillosos cuando tienes amigos a tu lado.

FIN.

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