Valentina, la exploradora del espacio



Había una vez en Perú, una niña llamada Valentina que desde muy pequeña soñaba con ser astronauta. Pasaba horas mirando las estrellas y leyendo libros sobre el universo.

Su habitación estaba llena de cohetes de juguete y planetas colgantes del techo. Un día, la agencia espacial de Perú lanzó un concurso en el que el premio era la oportunidad de vivir un día como astronauta.

Valentina no dudó en participar y envió su dibujo del sistema solar con tanto entusiasmo que los jueces quedaron impresionados. Una mañana soleada, recibió una llamada emocionante: ¡había ganado el concurso! Estaba tan feliz que no paraba de brincar de alegría por toda la casa.

Al día siguiente, llegó a las instalaciones de la agencia espacial donde la esperaban para comenzar su aventura. La vistieron con un traje espacial brillante y le explicaron todas las medidas de seguridad antes de abordar la nave espacial.

Valentina estaba nerviosa pero emocionada al mismo tiempo. Cuando entró a la nave y despegaron hacia el espacio exterior, sintió mariposas en el estómago. "¡Estoy volando como un verdadero astronauta!", exclamó Valentina mientras flotaba en gravedad cero dentro de la nave.

"Así es, Valentina. Estás viviendo tu sueño", dijo el instructor con una sonrisa. A través de las ventanas de la nave, Valentina pudo ver la Tierra desde arriba, rodeada por un manto azul brillante.

Luego, pasaron cerca de Marte y pudieron observar sus tonos rojizos desde lejos. Pero lo mejor estaba por venir. De repente, entraron en una zona del espacio lleno de estrellas y galaxias.

Valentina se quedó sin palabras al ver tanta belleza frente a ella. Las estrellas parecían destellos brillantes y las nebulosas irradiaban colores increíbles. "¡Es hermoso! ¡Es aún más increíble que en mis libros!", murmuró Valentina asombrada por lo que veía.

"El universo es vasto y misterioso, pero siempre hay algo nuevo por descubrir", respondió el piloto mientras maniobraba hábilmente entre los astros.

Después de unas horas inolvidables en el espacio, regresaron a tierra firme donde esperaban familiares y amigos para felicitar a Valentina por su valentía y determinación para perseguir sus sueños. Desde ese día, cada vez que miraba al cielo nocturno recordaba su experiencia como astronauta y sabía que nada era imposible si se esforzaba por alcanzarlo.

Con su valentía e imaginación infinita, Valentina había demostrado que los sueños pueden convertirse en realidad cuando uno cree en sí mismo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!