Valentina, la Vicuñita Valiente


En lo alto de la Puna vivía una vicuñita llamada Valentina, quien era conocida por su hermosa lana fina y su dulce canto que alegraba a todos los animales de la región.

Valentina solía pasear por los cerros cantando y bailando, siempre acompañada por su amiga Cholita, una simpática llama de ojos brillantes. Un día, mientras Valentina y Cholita jugaban en las alturas del cerro, escucharon unos ruidos extraños que provenían de lejos.

Al acercarse, descubrieron que un grupo de cazadores se aproximaba con intenciones de atrapar a Valentina para obtener su preciada lana. Valentina, asustada pero valiente, decidió huir junto a Cholita para salvarse de los cazadores.

Corrieron velozmente por los senderos empinados de la montaña, escondiéndose entre las rocas y arbustos para despistar a sus perseguidores. Los cazadores no tardaron en darse cuenta de que habían escapado y comenzaron a buscarlas con más ahínco.

"¡Corre, Cholita! ¡No podemos permitir que nos atrapen!", exclamó Valentina mientras seguían corriendo sin descanso. "¡No te preocupes, Valentina! ¡Somos rápidas y astutas! ¡Vamos a lograrlo!", respondió Cholita con determinación. Las dos amigas continuaron su travesía por la montaña, sorteando obstáculos y desafíos en el camino.

A medida que avanzaban, se encontraron con otros animales del cerro que se unieron a ellas en solidaridad y apoyo. Juntos formaron un grupo diverso pero unido que trabajaba en equipo para protegerse mutuamente.

Finalmente, después de una larga jornada llena de peligros y emociones intensas, Valentina y sus amigos lograron despistar a los cazadores y encontrar un refugio seguro donde establecerse.

Allí construyeron un hogar acogedor donde pudieron vivir en paz y armonía lejos de cualquier amenaza externa. Valentina aprendió una importante lección durante esa aventura: la importancia de la amistad verdadera, el trabajo en equipo y la valentía ante las adversidades.

Con el tiempo, se convirtió en una líder respetada por todos los habitantes del cerro, quienes encontraban en ella inspiración y guía para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Y así fue como Valentina la vicuñita demostró al mundo entero que con determinación, coraje y solidaridad se pueden superar cualquier obstáculo por difícil que parezca. Su historia se convirtió en leyenda en las alturas de la Puna, recordándonos siempre el valor de ser fieles a nosotros mismos y nunca renunciar a nuestros sueños.

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