Valentina y el dragón perdido



Había una vez una hermosa princesa llamada Valentina, que vivía en un gran castillo rodeado de un espeso bosque. A pesar de tener todo lo que podía desear, la princesa se sentía triste y solitaria.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Valentina escuchó un ruido proveniente del bosque. Se acercó con curiosidad y descubrió a un pequeño dragón verde atrapado entre unas ramas. El dragón parecía asustado y necesitaba ayuda.

Valentina se acercó con cautela al dragón y le dijo: "No tengas miedo, pequeño dragoncito. Yo te ayudaré a salir de aquí". Con mucho cuidado, la princesa liberó al dragón y este le miró con gratitud.

El dragón se presentó como Benito y explicó que había sido separado de su familia durante una tormenta. Desde entonces, había estado vagando por el bosque sin encontrar el camino de regreso a casa.

Valentina sintió compasión por Benito y decidió ayudarlo a encontrar a su familia. Juntos emprendieron un viaje lleno de aventuras por el bosque encantado en busca del hogar del pequeño dragón. En su camino, encontraron criaturas mágicas como duendes juguetones, hadas amigables e incluso gigantes amistosos.

Cada uno les daba pistas sobre cómo llegar al lugar donde vivían los demás dragones. Después de muchas semanas recorriendo el bosque encantado, finalmente llegaron a una cueva oculta donde vivían los padres de Benito junto con otros dragones.

El reencuentro fue muy emocionante y todos se alegraron al ver a Benito de regreso. Los padres de Benito agradecieron a Valentina por cuidar de su hijo y le ofrecieron una recompensa.

Pero la princesa, con una sonrisa en el rostro, respondió: "La verdadera recompensa ha sido ayudar a Benito y conocer este maravilloso mundo lleno de seres mágicos". Valentina regresó al castillo junto con su nuevo amigo dragón, donde fueron recibidos con alegría por todos los habitantes del lugar.

A partir de ese día, la princesa ya no se sentía sola ni triste, pues había descubierto que la amistad y la aventura pueden traer mucha felicidad.

Y así, Valentina y Benito vivieron muchas más aventuras juntos, llevando alegría y amistad a todo el reino. La princesa aprendió que no importaba cuán grande o pequeño fueras, siempre podías hacer una diferencia si tenías un corazón noble y valiente. Y colorín colorado, esta historia llena de magia y amistad ha terminado.

FIN.

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