Valentina y el Mundo Sin Miedos



Valentina era una niña de ocho años con una gran imaginación, pero su cabeza estaba llena de miedos. Temía a la oscuridad, a los ruidos extraños y, sobre todo, a no ser capaz de hacer cosas que los otros niños hacían.

Una tarde, mientras jugaba en su habitación, escuchó un suave susurro:

"- Valentina, ven a jugar conmigo".

Al principio, se asustó.

"- ¿Quién está ahí?" preguntó con voz temblorosa.

Del rincón de su cuarto, apareció una pequeña mariposa azul.

"- Soy Mariposa Lila, y estoy aquí para ayudarte a enfrentar tus miedos".

Valentina frunció el ceño.

"- Pero... no sé si puedo enfrentar mis miedos".

Mariposa Lila sonrió.

"- Ven conmigo, y verás que no es tan difícil".

Valentina dudó, pero decidió seguir a la mariposa. Salieron volando por la ventana y aterrizaron en un hermoso jardín.

"- ¿Ves esos niños jugando en el parque?" dijo la mariposa.

"- Sí, pero... y si no soy buena para jugar con ellos..."

"- Solo puedes saberlo si lo intentas, Valentina".

Finalmente, Valentina respiró profundo y se acercó a los niños.

"- ¡Hola! ¿Puedo jugar con ustedes?". Los niños sonrieron, y juntos comenzaron a jugar a la pelota.

Al principio, Valentina falló algunos lanzamientos y se sintió un poco incómoda.

Pero luego, aprendió a reírse de sus errores.

"- ¡Esto es divertido!" exclamó.

Mariposa Lila la observaba satisfecha.

"- ¿Ves? Te lo dije, no era tan difícil".

Valentina se sintió un poco más valiente.

"- Creo que puedo seguir intentándolo".

Después de un rato, Mariposa Lila dijo:

"- Ahora, vamos a un lugar más desafiante".

Valentina sintió mariposas en el estómago.

"- ¿A dónde vamos?"

"- A la montaña mágica donde viven los dragones".

"- ¡Dragones! No sé si puedo enfrentarme a eso".

Mariposa Lila la miró con dulzura:

"- Ven, no estás sola, yo estaré contigo".

Cuando llegaron a la montaña, Valentina vio a un gran dragón dorado, con escamas brillantes. Su corazón comenzó a latir con fuerza.

"- ¡Es enorme!" gritó.

Pero el dragón, en lugar de asustarse, le sonrió.

"- Hola, pequeña aventurera. No soy un dragón temido, soy Dragón Dorado y me gusta ayudar a los niños a superar sus miedos".

"- Pero... ¿cómo puedo hacerlo?"

"- Solo tienes que hablarme y contarme tus miedos".

Valentina sintió que le costaba hacerlo, pero luego dijo:

"- Tengo miedo a la oscuridad y a los ruidos extraños".

"- Comprendo. Cuando yo era joven, también temía a la oscuridad. Pero luego descubrí que en la noche también hay cosas hermosas. ¿Quieres descubrirlas?"

"- ¿Cómo?"

"- Cierra los ojos y confía en mí".

Valentina cerró los ojos y, cuando los abrió, estaba en un hermoso lugar iluminado por miles de lucitas.

"- ¡Es precioso!".

"- Exactamente. A veces, lo que tememos esconde cosas maravillosas. La oscuridad no siempre es aterradora".

Valentina sonrió ampliamente.

"- ¡Tienes razón!".

Luego, el Dragón Dorado la llevó a un lugar donde los ruidos eran fuertes.

"- Algunos ruidos son solo parte del mundo, como el canto de los grillos o el murmullo del viento".

Valentina escuchó con atención y se dio cuenta de que eran melodías suaves en lugar de cosas que asustaban.

"- ¡Esto no me da miedo!" dijo emocionada.

"- Lo ves, Valentina. Cada miedo tiene una belleza si lo miras de cerca".

Cuando volvió a casa, Valentina se sintió diferente.

"- ¡Gracias, Mariposa Lila! Gracias, Dragón Dorado!".

Ambos personajes sonrieron.

"- Siempre estaré contigo, solo recuerda, los miedos son solo sombras y tú eres muy valiente".

Desde ese día, Valentina nunca dejó que sus miedos la detuvieran. Así, disfrutaba de nuevas aventuras y conoció a muchos amigos.

Y cada noche, cuando se apagaban las luces, recordaba que la oscuridad también tenía su magia.

Valentina había descubierto que los miedos, a veces, pueden ser amigos disfrazados, esperando ser comprendidos.

FIN.

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