Valentina y el tesoro de la amistad
Valentina estaba nerviosa por su primer día en el nuevo colegio. Se sentía un poco asustada de no conocer a nadie, pero su madre Laura la animaba diciéndole que sería una gran experiencia.
Cuando llegaron al colegio, Valentina vio a muchos niños jugando y riendo juntos. Su hermano Félix se fue corriendo hacia ellos para hacer nuevos amigos, mientras que Ana se aferró a la mano de su mamá.
- ¡Vamos, Valentina! Te presentaré a tu profesora y podrás conocer a tus compañeros -dijo Laura con entusiasmo. Valentina siguió a su madre hasta el salón de clases. Allí encontraron a Ms. Alexandra, una maestra amable y sonriente. - Hola, Valentina. Bienvenida al colegio -saludó Ms.
Alexandra-. Estoy segura de que te sentirás como en casa aquí. Valentina sonrió tímidamente y asintió con la cabeza.
Luego miró alrededor del salón y vio a dos niños sentados juntos en una mesa cercana: Alicia y Elías. - ¿Puedo sentarme aquí? -preguntó Valentina señalando la mesa vacía junto a ellos. Alicia y Elías asintieron emocionados y le dieron la bienvenida con los brazos abiertos. Desde ese momento, los tres se convirtieron en grandes amigos inseparables.
Durante las semanas siguientes, Valentina disfrutaba mucho ir al colegio. Aprendía cosas nuevas todos los días gracias a las divertidas actividades que organizaba Ms. Alexandra.
Un día, mientras jugaban en el recreo, Alicia mencionó un rumor sobre un tesoro escondido en el colegio. Valentina, emocionada por la idea de una aventura, decidió buscarlo junto a sus amigos. - ¡Vamos a encontrar ese tesoro y seremos los héroes del colegio! -exclamó Valentina con determinación.
Los tres amigos comenzaron su búsqueda, explorando cada rincón del colegio. Encontraron pistas escondidas en libros, debajo de las mesas e incluso en el jardín. Cada pista los llevaba más cerca del tesoro.
Finalmente, después de mucho buscar, llegaron al último lugar indicado por las pistas: el patio trasero del colegio. Allí encontraron una caja enterrada bajo un árbol. Con emoción desenterraron la caja y la abrieron cuidadosamente. Dentro había un montón de libros nuevos para la biblioteca del colegio.
- ¡Es un tesoro literario! -exclamó Elías emocionado-. Ahora todos podrán disfrutar de estos maravillosos libros. Valentina se sintió orgullosa de haber encontrado el tesoro y compartido esa alegría con sus amigos y compañeros de clase.
A partir de ese momento, ella entendió que no siempre los tesoros son objetos valiosos, sino también cosas que pueden hacer felices a otras personas. El día siguiente fue muy especial en el colegio.
Valentina y sus amigos organizaron una gran fiesta para celebrar la adición de los nuevos libros a la biblioteca. Todos los niños estaban emocionados por leer historias nuevas y aprender aún más.
A partir de aquel día, Valentina se dio cuenta de que su nuevo colegio era un lugar lleno de amistad, aprendizaje y aventuras. Cada día era una oportunidad para descubrir algo nuevo y crecer como persona.
Y así, Valentina aprendió que con valentía, amistad y determinación, cualquier situación nueva puede convertirse en una experiencia maravillosa llena de sorpresas y tesoros por descubrir.
FIN.