Valentina y la misión solidaria


Había una vez en un jardín de infantes muy especial, una niña llamada Valentina. Desde el primer día que llegó al jardín, sorprendió a todos por su actitud tan independiente y amorosa.

No tuvo problemas en separarse de su Abuela, a diferencia de otros niños que lloraban desconsoladamente. Valentina era una niña cariñosa, amiga de todos sus compañeros y siempre dispuesta a ayudar.

Si veía a alguien triste, rápidamente se acercaba con una sonrisa y unas palabras amables para reconfortarlo. Un día, la maestra propuso hacer un proyecto solidario para ayudar a un hogar de niños necesitados. Todos los niños estaban emocionados con la idea, pero no sabían por dónde empezar.

Fue entonces cuando Valentina levantó la mano y dijo:- ¡Yo sé cómo podemos ayudar! Podemos organizar una colecta de juguetes y ropa entre nuestras familias y luego llevarlo al hogar de niños. Todos los niños aplaudieron emocionados la idea de Valentina.

Así comenzaron a trabajar juntos para recolectar todo lo necesario. Valentina se encargaba de hablar con cada familia para explicarles la importancia de ayudar a quienes más lo necesitaban. Finalmente, llegó el día de llevar las donaciones al hogar de niños.

Los pequeños estaban felices cargando cajas llenas de juguetes y ropa que habían recolectado con tanto amor.

Al llegar allí, fueron recibidos por un grupo de niños que no paraban de sonreír al ver todo lo que habían llevado. - ¡Gracias por traernos tantas cosas lindas! -dijo uno de los niños del hogar, con lágrimas en los ojos. Valentina se acercó a él y le dio un abrazo cálido. - No hay nada que agradecer.

Lo hicimos con mucho cariño -respondió Valentina. Desde ese día, Valentina se convirtió en la líder indiscutida del jardín. Todos la admiraban por su generosidad y valentía para hacer el bien sin esperar nada a cambio.

Y así, entre risas y juegos, Valentina enseñó a sus amigos que siempre hay tiempo para ayudar al prójimo y que juntos podemos lograr grandes cosas si trabajamos en equipo.

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