Valentina y la noche oscura
Valentina era una niña de 9 años que tenía un gran miedo a la oscuridad. Cada vez que caía la noche, su imaginación comenzaba a correr descontrolada. Ruidos extraños en su casa, sombras que se movían, y un viento que parecia contarle secretos aterradores. Esa noche, sin embargo, algo diferente estaba a punto de suceder.
Sus padres debían salir por un compromiso importante y le aseguraron que estarían de vuelta pronto.
"No te preocupes, Valentina, solo tendrás que quedarte un ratito sola en casa. Está todo bien."
A pesar de las palabras tranquilizadoras de sus padres, el miedo la comenzó a invadir. Cuando se fueron, ella se sentó en el sofá con una manta, abrazándola con fuerza.
Pasaron unos minutos y todo estaba tranquilo, hasta que, de repente, escuchó un ruido extraño proveniente de la cocina. Era un crujido, como si alguien estuviera caminando sobre el suelo de madera.
"¿Hola?" - preguntó Valentina, pero no recibió respuesta.
El corazón le latía con fuerza. Luego, un estruendo resonó desde la misma dirección, como si algo se hubiera caído al suelo. En ese momento, la luz se apagó, dejando a Valentina en completa oscuridad.
"No, no, no…" - murmuró asustada mientras se tapaba la cara con la manta.
Al principio, pensó en llamar a sus padres, pero recordó que no los podía molestar. Se armó de valor y se levantó, dando pasos pequeños y cuidadosos, tratando de no hacer ruido. Cada crujido del piso la ponía más nerviosa.
"Seguramente es solo el gato..." - se dijo a sí misma mientras trataba de convencer su mente.
Aunque no tenía gato, la frase parecía hacerla sentir un poco más segura. Con la manta envolviendo su cuerpo, decidió avanzar hacia la cocina. Allí, justo frente a la puerta, sintió que el viento soplaba con fuerza, y eso fue suficiente para que diera un paso atrás.
Entonces, decidió encender la linterna que había en la mesa del living. El pequeño rayo de luz iluminó un camino, llevándola hacia la oscura cocina, y al llegar, encontró…
¡Su hermano menor, Lucas, que había vuelto de casa de un amigo sin que ella lo supiera!"¡Sorprisa!" - gritó Lucas, y Valentina casi se desmaya.
"¿Qué hacés acá?" - le preguntó mientras su corazón se calmaba.
"¡Me olvidé la clave de casa! Estaba viendo una película y no sabía que me ibas a dejar sola…"
Valentina soltó un suspiro de alivio.
Pero pronto, escucharon otro ruido, esta vez más fuerte. Era el sonido de algo que se rompía.
"¡Mamá! ¡Papá!" - gritó Lucas, y Valentina sintió que el miedo regresaba.
Decidieron investigar juntos. Con la linterna en mano, avanzaron hacia el lugar de donde provenía el ruido. Para su sorpresa, encontraron la ventana abierta, y una bandada de pájaros había hecho un escándalo al intentar entrar mientras buscaban refugio.
"Son solo pájaros, Valen" - la tranquilizó Lucas. "Mirá, no hay nada de qué asustarse. Solo es la noche y la oscuridad, nada más."
A medida que se iban alejando del lugar, Valentina comprendió que la oscuridad no era su enemiga, sino que podía ser un amiga de aventuras si decidía enfrentarse a sus miedos.
"Tal vez en lugar de tenerle miedo a la oscuridad, debería aprender a ver lo que hay en ella" - decía en voz baja.
Finalmente, la luz volvió y sus padres llegaron a casa.
"Chicos, ¿cómo estaban?" - preguntaron.
"¡Fantástico!" - respondió Valentina. "Aprendí que incluso en la oscuridad puede haber sorpresas."
Esa noche, Valentina se dio cuenta de que los ruidos que ella tanto temía eran parte de la vida, y aunque a veces podía asustarse, siempre había algo interesante que aprender.
FIN.