Valentino y la Oscuridad Amiga
Era una noche tranquila en el barrio de Valentino. Por primera vez, el pequeño Valentino, un niño curioso y valiente, se encontró frente a un desafío: la oscuridad de la calle. Como cualquier chiquito de su edad, le tenía un poco de miedo a lo desconocido, y la oscuridad siempre parecía esconder cosas que lo hacían temblar.
Una tarde, mientras exploraba su casa, se encontró con un antiguo libro de cuentos. Sus páginas estaban llenas de historias de aventuras, héroes y misterios. Valentino se sentó en su cama y empezó a leer. Cada cuento lo llevaba a lugares lejanos, y sintió que la valentía crecía dentro suyo. Pero cuando cayó la noche, el pequeño sintió un escalofrío.
Se asomó por la ventana y vio que la calle estaba envuelta en una oscura manta.
"¡Mamá, mamá! ¡La calle está oscura!" - gritó Valentino.
"No te preocupes, cariño. La oscuridad a veces puede ser un lugar para soñar y crear cosas nuevas. ¿Qué tal si das una vuelta con el perro?" - sugirió su madre, sonriendo.
Valentino dudó por un momento, pero recordó las historias que había leído. Así que, con su perro Chispa a su lado, decidió salir. Al salir, miró hacia atrás esperando ver cosas tenebrosas, pero se encontró con luces de estrellas brillando en el cielo.
"¡Mirá, Chispa! ¡Las estrellas están bailando!" - dijo Valentino, sintiendo un poco menos de miedo.
"Woof!" - respondió Chispa, moviendo la cola, como si también estuviera emocionado.
Comenzaron a caminar por la calle y a cada paso, la oscuridad parecía menos aterradora. De repente, se escuchó un suave susurro.
"¿Quién anda ahí?" - preguntó Valentino, temblando.
"Soy yo, el búho sabio. No temas, pequeño. La oscuridad también tiene secretos que revelarte" - dijo el búho, sorprendiéndolo.
Valentino miró con gran curiosidad al búho.
"¿De verdad hay cosas buenas en la oscuridad?" - inquirió.
"Por supuesto. La noche es un manto donde las maravillas pueden esconderse. Ahí detrás, hay algo especial. ¡Vamos a verlo!" - animó el búho.
Así, Valentino siguió al búho, que lo llevó hacia un pequeño parque donde, por la luz de la luna, descubrieron un espectáculo increíble. Había luciérnagas que iluminaban el aire, y un grupo de ranas que croaban como si fueran los músicos de una divertida orquesta nocturna.
"¡Es hermoso!" - exclamó Valentino, olvidándose por completo de su miedo.
"Así es, pequeño. A veces, lo que tememos es solo una sombra de lo que hay. ¿Ves cómo todo puede ser mágico?" - le dijo el búho.
Con cada momento que pasaba en la oscuridad, Valentino comprendía que no estaba solo. Su miedo se transformó en curiosidad y alegría. Después de un rato, Valentino se despidió del búho.
"Gracias por mostrarme que la oscuridad también puede ser amiga. ¡Nunca imaginé que fuera tan divertida!" - manifestó.
"Recuerda, Valentino, todo depende de cómo mires las cosas. La vida está llena de aventuras, ¡solo hay que atreverse a salir!" - contestó el búho, antes de volar hacia la noche.
Valentino y Chispa volvieron a casa contentos y llenos de nuevas historias.
"¡Mamá, ahora sé que la oscuridad es buena!" - gritó Valentino al entrar.
"¿En serio?" - respondió su madre sorprendida.
"Sí, es como un cuento mágico lleno de sorpresas" - dijo, mientras le contaba todas sus aventuras con Chispa y el búho.
"¡Eso está genial, Valentín! Recuerda que siempre que tengas miedo, puedes buscar la magia incluso en los lugares más oscuros" - concluyó su mamá, sonriendo orgullosa.
Y desde esa noche, Valentino nunca más tuvo miedo de la oscuridad, porque había aprendido que el miedo puede desaparecer con un poco de curiosidad y valentía.
FIN.