Valeria y el reino de los valientes
En una pequeña ciudad de colores brillantes, había una niña llamada Valeria. Valeria no era una niña cualquiera; ¡era una pequeña guerrera! Nació con una gran fuerza y valentía que la llevó a enfrentarse a desafíos desde muy temprana edad. Su mamá siempre le contaba cómo, cuando tenía apenas ocho días de vida, pasó por una operacion importante, pero eso solo hizo que su corazón fuera aún más fuerte.
Un día, mientras Valeria miraba por la ventana su jardín lleno de mariposas, escuchó a su peluche favorito, el osito Tobi, que le decía:
"¡Valeria! ¿Te gustaría ir a un reino donde todos los niños son valientes como vos?"
"¡Claro!" respondió Valeria con energía.
De repente, el jardín comenzó a brillar, y al siguiente instante, Valeria y Tobi estaban en un mágico lugar llamado el Reino de los Valientes. Allí, los árboles tenían hojas de colores jamás vistos y los ríos cantaban suaves melodías.
"Aquí todos ayudan a los demás, ¡como vos!" dijo el osito mientras recorrían el lugar. De pronto, se encontraron con una niña llamada Luna, que estaba llorando bajo un árbol.
"¿Qué te pasa, Luna?" preguntó Valeria.
"Perdí mi estrellita mágica y sin ella no puedo jugar con mis amigos" sollozó la niña.
"No te preocupes, ¡vamos a encontrarla!" dijo Valeria.
Así que Valeria, Tobi y Luna se embarcaron en una aventura. Pasaron por el Bosque de los Susurros, donde los árboles les contaron que la estrellita había caído en el Lago de los Reflejos.
"¡Miren! Ahí está el lago" dijo Tobi, señalando el resplandor a lo lejos.
Cuando llegaron al lago, vieron que el agua era como un espejo gigante que reflejaba el cielo. Valeria y Luna miraron con atención y de pronto, ¡vieron la estrellita en el fondo!"¡Ahí está!" gritaron juntas.
Pero había un problema: el lago estaba rodeado de un espeso manto de neblina que parecía difícil de atravesar.
"No tengo miedo, vamos a cruzarlo juntas", dijo Valeria, inspirando a sus nuevas amigas.
Las tres se tomaron de la mano, y con mucha confianza, comenzaron a caminar despacio. A cada paso, la neblina se fue disipando, revelando un hermoso sendero lleno de flores.
"¡Lo logramos!" exclamó Luna emocionada.
Al llegar a la orilla del lago, Valeria se asomó y vio el brillo de la estrellita aún más cerca.
"Voy a bucear y la traigo", dijo Valeria mientras se preparaba.
"Yo te ayudo desde afuera", gritó Tobi.
Valeria echó mano a su valentía y se zambulló. El agua fría del lago la envolvió, pero no le importaba. Con fuerza y determinación, alcanzó la estrellita.
Cuando salió a la superficie, todos aplaudieron y gritaron de felicidad. Valeria le entregó la estrellita a Luna y esta, con ojos brillantes, le dijo:
"¡Eres una verdadera heroína, Valeria! Gracias por tu valentía".
Agradecida y feliz, Valeria respondió:
"Y ustedes también son valientes. Siempre podemos ayudar a los demás juntos".
Cuando el sol comenzó a ocultarse, Valeria supo que había llegado la hora de volver a casa.
"¿Nos volveremos a ver en el Reino de los Valientes?" le preguntó Luna.
"Siempre que necesiten ayuda, estaré aquí" prometió Valeria.
Y con un destello de magia, Valeria y Tobi regresaron a su jardín, con el corazón lleno de alegría.
Desde ese día, Valeria sabía que ser valiente significaba ayudar a otros, y cada vez que veía a Tobi, recordaba la aventura mágica donde descubrió que la valentía también reside en el amor y la amistad.
Y así, Valeria vivió feliz, siempre lista para ser una heroína en el mundo real y en su mágico Reino de los Valientes.
FIN.