Valeria y la Aventura Sin Leche
Era un día soleado y hermoso en Buenos Aires. Valeria, una niña aventurera de ocho años, estaba lista para salir a jugar con sus amigos. Sin embargo, había algo que la hacía distinta a otros chicos: Valeria era alérgica a la leche. Aunque no podía disfrutar de algunos alimentos que otros comían, siempre buscaba la manera de divertirse y vivir nuevas aventuras.
Mientras daba vueltas por el parque con su bicicleta, se encontró con su amigo Lucas, que llevaba un enorme helado de chocolate.
"¡Hola, Valeria! ¿Querés un poco de helado?" -le preguntó Lucas, mientras saboreaba su helado.
"No, gracias, Lucas. Recordá que no puedo comer lácteos. Pero, ¿sabés qué? Tengo ganas de hacer algo divertido. ¿Querés venir a mi casa a hacer galletas?" -respondió Valeria, sonriendo.
"¡Sí, eso suena genial!" -exclamó Lucas.
Valeria comenzó a buscar recetas de galletas que no llevaran leche. Encontró una receta de galletas de avena y plátano. Juntos se pusieron manos a la obra. Fueron al mercado local donde Valeria eligió los ingredientes.
"Mirá, Lucas, necesitamos avena, plátanos, un poco de azúcar y canela. ¡No hay leche!" -dijo Valeria, contenta.
Una vez en casa, comenzaron a mezclar los ingredientes, riendo y contando chistes. Sin embargo, cuando estaban a punto de meter la mezcla al horno, escucharon un fuerte golpe en la puerta. Era su amiga Sofía, que venía a invitarlos a una fiesta en su casa.
"¡Hola chicos! Estoy organizando una fiesta y habrá un montón de cosas ricas para comer. ¿Vienen?" -preguntó Sofía.
Valeria dudó por un momento. Sabía que en fiestas siempre había pizza, tortas y helados, que a ella no le hacía bien. Pero no quería perderse la fiesta.
"¡Claro que sí! Pero..." -empezó Valeria."¿Vas a tener opciones sin lácteos?"
"No lo sé. Pero puedo preguntar a mi mamá, estoy segura de que puede hacer algo" -dijo Sofía, entusiasmada.
"¡Genial! Entonces, vamos después de hacer nuestras galletas" -respondió Valeria.
Mientras horneaban galletas, Valeria tuvo una idea brillante. "¿Y si llevamos nuestras galletas a la fiesta?" -sugirió.
"Sí, pero... ¿y si a los demás no les gusta sin leche?" -dudó Lucas.
"Tengo una idea. Podemos decorarlas con un poco de chocolate sin lácteos y algunas frutas. ¡Así se verán deliciosas!" -dijo Valeria, cada vez más emocionada.
Cuando las galletas salieron del horno, su aroma llenó la casa. Se estaban convirtiendo en una verdadera delicia.
Finalmente, llegaron a la fiesta de Sofía con sus galletas. Valeria se sintió un poco nerviosa, pero al mismo tiempo, estaba emocionada por compartir su creación.
"¡Chicos, miren lo que trajimos!" -gritó Valeria, levantando la bandeja en su mano.
Los niños se acercaron, curiosos. Sofía tomó una galleta y la probó.
"¡Mmm, están riquísimas!" -dijo, con una sonrisa.
Valeria sintió que su corazón se llenaba de alegría.
"Yo quiero probar una también!" -dijo Lucas, y al poco tiempo todos estaban disfrutando de las galletas de Valeria.
"¡Quién diría que las galletas sin leche podían ser tan ricas!" -comentó un niño llamado Tomás.
Valeria no podía creer que su receta había sido un éxito.
La fiesta fue divertida, llena de risas y juegos. Valeria demostró que, aunque no podía comer ciertos alimentos, eso no le impedía disfrutar y hacer felices a los demás.
Cuando se despidieron, Sofía se acercó a Valeria.
"Eres genial, Valeria. ¡Gracias por compartir tus galletas!"
"No hay de qué! Ahora, cada vez que haya una fiesta, llevaré mis galletas" -contestó Valeria, sintiéndose valiente y orgullosa.
Desde ese día, Valeria comenzó a experimentar en la cocina. Poco a poco, creó su propio recetario de comidas sin lácteos, inspirando a otros niños a disfrutar de la comida y la vida, sin importar sus diferencias.
Al final, Valeria aprendió que su alergia no era un obstáculo, sino una oportunidad para ser creativa y hacer felices a quienes la rodeaban. Y así, cada vez que veía a sus amigos disfrutando de sus galletas, su corazón se llenaba de alegría, porque sabía que compartir amor y amistad era lo más importante de todo.
FIN.