Valeria y su Sueño de Selección
Había una vez en Costa Rica, una mujer llamada Valeria que trabajaba como reclutadora en el Banco Nacional. Valeria era conocida por su gran entusiasmo y su habilidad para encontrar talentos. Cada día, se sentaba frente a su computadora con una gran sonrisa, lista para ayudar a las personas a encontrar su lugar en el mundo laboral.
Un día, mientras revisaba solicitudes, recibió un mensaje especial. Era de un joven llamado Mateo que había enviado su experiencia y estaba muy interesado en trabajar en el banco. Tenía una pasión por las matemáticas, pero había tenido problemas para conseguir una entrevista.
"¡Hola, Valeria! Soy Mateo, y siempre he querido trabajar en el Banco Nacional, pero no he tenido suerte hasta ahora."
Valeria, conmovida por las palabras de Mateo, decidió que era hora de ayudarlo. Sin pensarlo dos veces, contestó:
"¡Hola, Mateo! No te preocupes, tengo una idea. Vamos a programar una entrevista para que puedas mostrarme tus habilidades."
Los días pasaron, y Valeria se preparó para la entrevista de Mateo. Quería asegurarse de que todo saliera bien, así que decidió hacer algo diferente. Preparó un juego matemático que demostraría no solo el conocimiento de Mateo, sino también su creatividad y trabajo en equipo.
El gran día llegó. Mateo entró nervioso, pero Valeria le sonrió y le dijo:
"¡Hola, Mateo! Estás a punto de mostrarme lo increíble que eres. Hoy no solo vamos a hablar, ¡vamos a jugar!"
Mateo se sorprendió "¿Jugar? ¿En una entrevista?"
"Sí, ¡exactamente! Vamos a resolver este juego juntos. Así podremos conocernos mejor y ver cómo trabajas en equipo."
Comenzaron a jugar, y Mateo se sintió cada vez más cómodo. Con cada problema que resolvían, Valeria se daba cuenta de que era un joven muy talentoso. Su mente brillaba, y la risa llenaba la sala. Al finalizar el juego, Valeria sonrió.
"Mateo, has hecho un trabajo excepcional. Me gustaría decirte que has pasado la entrevista. ¡Felicidades!"
Mateo no podía creerlo "¡En serio! ¿Voy a trabajar en el banco?"
Valeria le dijo emocionada:
"Sí. Pero quiero decirte algo importante: el camino no siempre será fácil, y lo que importa es nunca rendirse. Siempre habrá obstáculos, pero tus habilidades y perseverancia te llevarán lejos."
El tiempo pasó y Mateo comenzó a trabajar en el Banco Nacional. A medida que se adaptaba al ambiente, Valeria lo observaba con orgullo. Sin embargo, un día, Mateo llegó a la oficina con una gran preocupación.
"Valeria, he notado que algunos de mis compañeros no están tan contentos. Siento que deberíamos hacer algo para mejorar el ambiente laboral."
Valeria sonrió al escuchar esto, y le respondió:
"Tienes razón, Mateo. Y creo que sería una gran idea formar un grupo de bienestar en la oficina. Juntos podríamos proponer actividades divertidas y crear un mejor clima. ¿Qué te parece?"
Mateo se entusiasmó "¡Genial! Podemos planear juegos, días de deporte y hasta actividades para compartir ideas."
Así empezó un proyecto que transformó la cultura en la oficina. Con la ayuda de Valeria y el entusiasmo de Mateo, el Banco Nacional se llenó de alegría, risas y un gran sentido de comunidad. Las oficinas que antes parecían grises ahora estaba llenas de color y energía.
Un día, en un evento del banco, Valeria subió al escenario para hablar sobre la importancia del trabajo en equipo y cómo cada uno tenía un papel valioso.
"Hoy, quiero celebrar el esfuerzo de todos, especialmente el de Mateo, que tuvo la valentía de hablar y proponer algo nuevo. Todos juntos podemos hacer que nuestro espacio sea mejor."
Mateo se sonrojó, y sintió que el esfuerzo valía la pena. A partir de ese momento, más empleados comenzaron a unirse a las actividades, y el Banco Nacional de Costa Rica se volvió un lugar donde todos querían trabajar.
Y así, gracias a la dedicación de Valeria y el ímpetu de Mateo, el proyecto de bienestar se convirtió en una tradición del banco, inspirando a otros a hacer lo mismo en diferentes instituciones del país. Valeria aprendió que, a veces, lo que se necesita para encontrar un talento no es solo una entrevista, sino la capacidad de escuchar y apoyarse mutuamente.
Y así, Valeria continuó su trabajo con una sonrisa, ya no solo como reclutadora, sino como una verdadera líder que ayudaba a crear un espacio donde cada persona podía brillar y ser feliz. Fin.
FIN.