Valery y el Bosque Encantado




Valery era una niña curiosa y valiente de 8 años que vivía en un pueblo rodeado de naturaleza. En las afueras del pueblo se encontraba un increíble bosque encantado, donde los árboles susurraban historias y los animales hablaban entre ellos.

En ese bosque, habitaban dos hadas mágicas: el hada de la noche, que cuidaba de la oscuridad y las estrellas, y el hada del sueño, encargada de llevar dulces sueños a todos los habitantes del bosque.

Valery siempre había sentido una fuerte atracción por el bosque encantado, pero su mamá, temerosa de los peligros que pudiera encontrar, siempre le advertía que se mantuviera lejos de él. Un día, aprovechando un descuido de su mamá, Valery decidió aventurarse en el bosque.

Al adentrarse en él, se encontró con animales amigables que la llevaron a la presencia de las hadas. - ¡Hola, pequeña Valery! – la saludaron las hadas con una sonrisa cálida. Valery, sorprendida, les preguntó cómo sabían su nombre.

- Nosotras conocemos a todos los habitantes del bosque – respondieron las hadas. Valery, emocionada, les pidió que le enseñaran todo lo que ellas sabían. Las hadas, encantadas con la curiosidad de la niña, accedieron a enseñarle sus poderes mágicos.

El hada de la noche le mostró cómo las estrellas bailaban al son de su varita, y el hada del sueño le enseñó a tejer sueños con hilos de luz.

Valery, maravillada, practicaba cada día en secreto lo que las hadas le enseñaban. Sin embargo, su ausencia en el pueblo causó preocupación entre sus vecinos y su mamá, quienes decidieron adentrarse en el bosque para buscarla. Al encontrarla, la regañaron por haberlos preocupado tanto.

Pero al ver las maravillas que Valery había aprendido de las hadas, su mamá y los demás habitantes del pueblo comprendieron que el bosque no era un lugar temible, sino un sitio lleno de magia y aprendizaje.

A partir de ese día, Valery ayudó a difundir la importancia de cuidar el bosque encantado y enseñó a otros niños a respetar y valorar la naturaleza. Las hadas, complacidas, la nombraron como la protectora oficial del bosque encantado, reconociendo su valentía y bondad.

Desde entonces, cada noche, las estrellas brillaban con un resplandor especial, y los sueños de los habitantes del pueblo estaban llenos de aventuras y esperanza.

FIN.

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