Valia Bravo, roca y acero
Había una vez, en un pequeño pueblo de la Cordillera de los Andes, una niña llamada Valia. Desde pequeña, Valia estaba fascinada por las rocas, los minerales y la geología. Pasaba horas explorando las montañas, buscando piedras interesantes y preguntándose cómo se habían formado.
Un día, Valia escuchó hablar de una expedición geológica que se realizaría en el pueblo. Emocionada, se acercó al equipo de geólogos y les preguntó si podía unirse a ellos. -Hola, soy Valia y me encantaría ayudar en su expedición- dijo con entusiasmo. Los geólogos, sorprendidos por la determinación de la niña, decidieron darle una oportunidad.
Durante la expedición, Valia demostró su valía y conocimiento. Identificó minerales, explicó procesos geológicos y no se asustó ante los desafíos. Los geólogos quedaron impresionados por su pasión y determinación. Al final de la expedición, le dieron a Valia una pequeña brújula y le dijeron: -Eres valiente como el acero y firme como una roca, Valia. Nunca dejes de explorar y aprender sobre el mundo que te apasiona.
Motivada por la experiencia, Valia estudió geología y se convirtió en una reconocida geóloga. Viajó por el mundo, descubriendo misterios geológicos y enseñando a otros su amor por las rocas. Siempre recordaba la expedición que cambió su vida, llevando consigo la brújula como símbolo de su valentía y determinación.
FIN.