Valiente amistad



En un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, todos estaban emocionados por el primer día de clases. Los niños corrían hacia la escuela con sus mochilas llenas de útiles escolares y sus rostros iluminados por la alegría.

Entre ellos se encontraba Kuromi, una niñita tímida y curiosa que estaba un poco nerviosa por lo desconocido. Al llegar a la escuela, Kuromi se quedó parada en la puerta observando a los demás niños jugar y reír juntos.

No sabía cómo acercarse ni qué decir, así que decidió sentarse en un rincón del patio a mirar. "¿Por qué estás sola?", preguntó una vocecita detrás de ella.

Era Luna, una niña con trenzas y ojos brillantes que se acercó amablemente. "No sé... no sé cómo hacer amigos", respondió Kuromi tímidamente. Luna sonrió y le tendió la mano a Kuromi. "Ven conmigo, te presentaré a mis amigos".

Juntas caminaron hacia el grupo de niños que jugaban en el patio, y Luna presentó a Kuromi a cada uno de ellos. "¡Hola! Soy Kuromi", dijo tímidamente la niñita mientras jugaba con su cabello negro como el carbón. Los niños la recibieron con entusiasmo y pronto estaban todos jugando juntos.

Kuromi descubrió lo divertido que era compartir juegos, risas e historias con nuevos amigos. Se sentía feliz de haber dado ese paso para vencer su timidez.

A lo largo del día, Kuromi participó en las clases, ayudó a sus compañeros y compartió su merienda con Luna y los demás niños. Descubrió que aprender podía ser divertido si se tenía buenos amigos al lado.

Pero justo cuando pensaba que todo era perfecto, llegó el recreo y vio a un niño más grande molestando a un compañero de clase. Sin dudarlo, Kuromi se acercó valientemente al abusador y le pidió detenerse. "¡Déjalo en paz! Todos merecemos respeto", dijo firme pero tranquila.

El abusador se detuvo sorprendido por la valentía de Kuromi, quien logró resolver el problema sin recurrir a la violencia. Desde ese momento, todos en la escuela admiraron su valentía y determinación para proteger a los demás.

Al final del día, cuando sonó el timbre para irse a casa, Kuromi recibió aplausos de sus compañeros por su valentía. Luna se le acercó nuevamente y le dijo: "Kuromi, eres increíble. Gracias por defender al otro niño".

Kuromi sonrió radiante y respondió: "Gracias a ustedes aprendí que tener amigos es maravilloso". Desde ese día en adelante, Kuromi nunca más volvió a sentirse sola o temerosa en la escuela.

Había encontrado verdaderos amigos que la apoyaban incondicionalmente y descubrió que ser valiente significaba mucho más que solo no tener miedo; significaba cuidar unos de otros y estar allí cuando alguien necesitara ayuda.

FIN.

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