Valientes contra monstruos



Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Juliana. Ella vivía en una casa con su padre, quien solía llegar a casa todas las noches muy tarde y siempre olía a alcohol.

Juliana sabía que su papá tenía problemas con la bebida, pero aún así lo amaba con todo su corazón. En la habitación de Juliana vivían unos monstruos debajo de la cama.

Eran criaturas peludas y temibles que asustaban a muchos niños durante la noche. Sin embargo, Juliana no les temía en absoluto. El jefe de los monstruos era un gato valiente llamado Acero, quien se preguntaba por qué ella no les tenía miedo.

Una noche, Acero decidió hablar con Juliana mientras ella se preparaba para dormir. Se acercó sigilosamente y le preguntó: "¿Por qué no tienes miedo de los monstruos debajo de tu cama como los demás niños?".

Juliana sonrió dulcemente y respondió: "Porque tengo mi propio monstruo al que enfrento todos los días". Acero quedó sorprendido por la respuesta de Juliana y quiso saber más sobre ese monstruo del que hablaba. Fue entonces cuando Juliana le contó sobre su padre y sus problemas con el alcohol.

Explicó cómo a veces su papá llegaba ebrio a casa y se comportaba de manera extraña, asustándola. El corazón noble de Acero se entristeció al escuchar la historia de Juliana.

Decidió en ese momento convertirse en el protector de la niña, velando por su seguridad cada noche y ahuyentando a los verdaderos monstruos que habitaban bajo su cama.

Desde ese día, Acero permaneció junto a Juliana todas las noches, velando por sus sueños y protegiéndola tanto de los monstruos imaginarios como del verdadero demonio que acechaba en forma humana en su hogar. Con el tiempo, el amor incondicional del gato Acero ayudó a sanar poco a poco el corazón herido de Juliana.

Aprendió a enfrentar sus miedos con valentía y comprensión hacia su padre, comprendiendo que aunque él tuviera sus propios demonios internos, eso no cambiaba el amor que sentía por él.

Juliana creció rodeada del cariño y protección constante de Acero, convirtiéndose en una niña fuerte e inspiradora para todos aquellos que conocieron su historia. Y aunque los monstruos nunca desaparecieron por completo, aprendió a lidiar con ellos gracias al coraje inquebrantable del pequeño gato llamado Acero.

FIN.

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