Valientes corazones



Había una vez un chico llamado Tahiel que asistía a quinto grado en la escuela "Rayitos de Sol". En su salón, había una chica muy especial llamada Alma.

Desde el primer día que la vio, Tahiel sintió algo diferente en su corazón. Era como si las mariposas revolotearan dentro de él cada vez que Alma sonreía. Sin embargo, Tahiel era tímido y no sabía cómo expresar sus sentimientos hacia Alma.

Temía ser rechazado o hacer el ridículo frente a sus amigos. Por otro lado, Alma también sentía algo por Tahiel pero tampoco se animaba a decirle nada. Un día, durante el recreo, los dos se encontraron en un rincón del patio.

Tahiel decidió tomar coraje y hablar con Alma. "Hola Alma", dijo tímidamente Tahiel. "¡Hola Tahiel! ¿Qué tal estás?", respondió ella con una sonrisa dulce. Tahiel nerviosamente jugueteó con su mochila antes de finalmente confesar: "Alma... hay algo que quiero decirte".

Ella lo miró expectante y le animó a continuar: "Adelante, puedes confiar en mí". Tahiel tomó aire profundamente y dijo: "Alma... me gustas mucho. Eres la persona más especial para mí en todo el colegio".

Alma se quedó sorprendida pero feliz al escuchar las palabras de Tahiel. Ella también tenía mucho miedo de expresar sus sentimientos, pero ahora sabía que había esperanza para ellos dos. "Oh, Tahiel... yo también siento lo mismo por ti", confesó emocionada Alma.

Ambos sonrieron aliviados y se dieron cuenta de que habían estado enamorados el uno del otro todo este tiempo sin saberlo. A partir de ese día, Tahiel y Alma se volvieron inseparables.

Pasaban juntos todos los recreos, compartían secretos y se apoyaban en todas las actividades escolares. Su amor era tan fuerte que incluso sus amigos notaron la conexión especial entre ellos. Sin embargo, no todo sería fácil para esta pareja.

Un día, un nuevo chico llamado Mateo llegó a su clase. Era simpático, gracioso y comenzó a llamar la atención de Alma. Tahiel sintió una punzada de celos al ver cómo Alma reía con Mateo. Temía perderla y decidió enfrentar sus miedos nuevamente.

"Alma, me he dado cuenta de que me pongo celoso cuando estás cerca de Mateo", confesó Tahiel con valentía. Alma miró sorprendida a Tahiel y le explicó: "No tienes por qué sentirte así, Tahiel. Mateo es solo un amigo divertido.

Tú eres mi verdadero amor". Tahiel sonrió aliviado y abrazó a Alma con fuerza. A partir de ese momento, supieron que lo más importante era confiar el uno en el otro y comunicarse abiertamente sobre sus sentimientos.

Los días pasaron rápidamente y llegó el último día de clases antes de las vacaciones de verano. Los padres organizaron una fiesta en la escuela para celebrar el fin del año escolar.

Durante la fiesta, Tahiel preparó una sorpresa especial para Alma. Se acercó al escenario principal donde había micrófonos listos para cantar una canción que había compuesto para ella. "Alma, esta canción es para ti", dijo Tahiel mientras miraba a los ojos de su amada.

Con una voz dulce y melodiosa, Tahiel comenzó a cantar sobre el amor que sentía por Alma. Los ojos de Alma se llenaron de lágrimas de felicidad al escuchar las hermosas palabras que salían del corazón de Tahiel.

La fiesta se llenó de aplausos y gritos emocionados. Todos los compañeros y profesores estaban encantados con la actuación de Tahiel y el amor que compartía con Alma.

Desde ese día en adelante, Tahiel y Alma nunca dejaron que el miedo les impidiera expresar sus sentimientos. Aprendieron a confiar en sí mismos y en su relación, convirtiéndose así en un ejemplo inspirador para todos sus amigos. Y así, el amor entre Tahiel y Alma creció cada día más fuerte.

Juntos enfrentaron desafíos, celebraron triunfos y construyeron una historia llena de risas, aventuras y mucho cariño.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!