Valientes Corazones
Había una vez un niño llamado Damián, de tan solo 2 años de edad. Damián era muy valiente y feliz, a pesar de tener una malformación en su cuerpo que requería llevar una bolsita de colostomía.
Pero eso no le impedía disfrutar de la vida y ser un niño lleno de energía. Damián tenía una hermana mayor llamada Sheccid, de 8 años.
Ella amaba mucho a Damián y siempre estaba dispuesta a ayudarlo en todo lo que necesitara. Juntos vencían retos a diario y jugaban sin parar. Un día, mientras estaban jugando en el jardín, Sheccid notó que Damián se veía preocupado. Se acercó a él y le preguntó qué pasaba.
"¿Qué te pasa, Damián? Pareces triste", dijo Sheccid con ternura. Damián miró a su hermana con ojos llenos de incertidumbre y le dijo: "Sheccid, pronto tendré una cirugía para arreglar mi malformación. Tengo miedo".
Sheccid tomó las manos de su hermanito y le aseguró: "Damián, tú eres un guerrero. Has enfrentado cada día con valentía y alegría. Sé que esta cirugía puede parecer asustadora, pero estoy segura de que saldrás adelante como siempre lo has hecho".
Damián sonrió tímidamente ante las palabras reconfortantes de su hermana mayor. Saber que ella creía en él le dio fuerzas para enfrentar el desafío próximo. El día llegó y Damián fue llevado al hospital para su cirugía.
Sheccid estuvo a su lado en todo momento, sosteniendo su mano y recordándole lo valiente que era. Pasaron varias horas y finalmente la cirugía terminó. Damián despertó en una habitación llena de luces brillantes y sonidos extraños.
Pero lo más importante, se dio cuenta de que estaba bien. Sheccid entró corriendo a la habitación con una gran sonrisa en el rostro. "¡Damián! Lo lograste, eres un verdadero guerrero", exclamó emocionada.
Damián se sintió aliviado al ver a su hermana feliz y orgullosa de él. A pesar de los momentos difíciles, siempre había tenido a alguien especial a su lado: Sheccid. Desde ese día, Damián siguió siendo un niño valiente y feliz.
Jugaba sin parar junto a Sheccid, quien nunca dejaba que nada le impidiera disfrutar de la vida al máximo. La historia de Damián y Sheccid es un ejemplo inspirador para todos nosotros.
Nos enseña que no importa las dificultades que enfrentemos en la vida, siempre hay alguien dispuesto a apoyarnos y recordarnos nuestra valentía interior. Y así, juntos, Damián y Sheccid demostraron al mundo entero que el amor fraternal puede superar cualquier obstáculo y convertirnos en auténticos guerreros de la vida.
FIN.