Valientes en el Parque



Carla era una maestra de jardín de infantes muy querida por todos los niños. Siempre tenía una sonrisa en su rostro y sabía cómo hacer que cada día en la escuela fuera divertido y emocionante.

Un viernes soleado, decidió llevar a sus alumnos al parque para disfrutar del aire fresco y jugar al aire libre. Los niños estaban felices, corriendo por el césped, columpiándose y jugando en el arenero.

Carla los observaba con cariño, disfrutando de verlos tan contentos. De repente, mientras los pequeños correteaban por ahí, un grupo de palomas revoloteó cerca de ellos. Los niños se emocionaron al ver a las aves volando tan cerca.

- ¡Miren las palomas! ¡Son tan bonitas! -exclamó Juanito, señalando hacia arriba. Carla sonrió ante la emoción de los niños y les explicó algunas curiosidades sobre las palomas.

Pero de repente, una de las aves se acercó demasiado a los pequeños y uno de ellos comenzó a llorar asustado. - ¡Tranquilo, todo está bien! Las palomas solo están curioseando -dijo Carla tranquilizando al niño asustado.

Sin embargo, otras palomas empezaron a revolotear más cerca aún, lo que provocó que algunos niños se pusieran nerviosos y comenzaran a gritar. Carla sintió un nudo en el estómago al ver la reacción de sus alumnos. Decidió tomar cartas en el asunto para calmar la situación antes de que empeorara.

Se acercó a los niños y les pidió que formaran un círculo tomados de la mano para protegerse mutuamente. - Chicos, no hay razón para tener miedo. Las palomas solo están buscando comida o jugando como ustedes lo hacen en el parque -les dijo con voz serena.

Los pequeños hicieron caso a Carla y pronto dejaron de gritar. La maestra les enseñó cómo mantener la calma ante situaciones inesperadas e incluso logró que algunos niños extendieran sus manos para intentar acercarse amigablemente a las aves.

Poco a poco, los pájaros percibieron que no representaban ninguna amenaza y fueron alejándose lentamente del grupo. Los niños se relajaron nuevamente y continuaron jugando como si nada hubiera pasado.

Al final del día, cuando regresaban caminando hacia la escuela, Carla aprovechó el momento para hablar con sus alumnos sobre la importancia de mantener la calma frente a situaciones desconocidas o temerosas. - Chicos, recuerden siempre respirar profundo y pensar antes de actuar cuando algo les dé miedo.

Así podrán encontrar soluciones sin necesidad de asustarse tanto -les dijo con dulzura mientras caminaban juntos bajo el sol dorado del atardecer. Los niños asintieron comprendiendo el mensaje de su querida maestra Carla.

Esa tarde aprendieron no solo sobre las aves del parque sino también sobre cómo enfrentar sus miedos con valentía y tranquilidad gracias a su profesora favorita.

FIN.

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