Valientes Rayitos de Sol


En la pequeña escuela rural "Rayito de Sol", ubicada en medio de un hermoso campo verde, vivían muchos niños felices y curiosos que disfrutaban aprendiendo cada día.

En una soleada mañana de primavera, la maestra Luna decidió enseñarles a los niños cómo cuidar y proteger sus cuerpos. - Buenos días, mis queridos rayitos de sol -saludó la maestra Luna con una sonrisa cálida-.

Hoy vamos a aprender lo importante que es cuidar nuestro cuerpo para estar sanos y fuertes. Los niños se mostraron muy interesados y prestaron mucha atención a las palabras de su maestra.

Luna les explicó la importancia de lavarse las manos antes de comer, cepillarse los dientes después de cada comida, hacer ejercicio para mantenerse activos y fuertes, así como también descansar lo suficiente para recargar energías. - ¿Por qué es importante lavarnos las manos antes de comer? -preguntó la maestra Luna a los niños. - ¡Para no enfermarnos! -respondieron al unísono los pequeños.

De repente, un travieso conejito llamado Pelusín se asomó por la ventana del aula y les dijo:- ¡Yo sé algo más sobre cómo cuidar el cuerpo! Siempre hay que proteger nuestra piel del sol usando protector solar cuando salimos al aire libre.

Los niños quedaron sorprendidos por la visita inesperada del conejito Pelusín, pero también emocionados por aprender más consejos sobre cuidado corporal.

La maestra Luna continuó la lección recordándoles lo importante que era alimentarse bien con frutas y verduras para crecer sanos y fuertes. De repente, mientras todos estaban concentrados en las enseñanzas de la maestra Luna, comenzaron a escuchar ruidos extraños afuera del aula.

Al mirar por la ventana, vieron a un grupo de pajaritos revoloteando nerviosamente alrededor de un gato hambriento que se acercaba sigilosamente hacia ellos. - ¡Oh no! ¡El gato quiere atrapar a los pajaritos! -exclamaron los niños alarmados. Sin pensarlo dos veces, decidieron actuar rápidamente para proteger a los indefensos pajaritos.

Uno de los valientes niños abrió la puerta del aula mientras otros hacían ruido golpeando sus pupitres con fuerza para ahuyentar al gato. Los pajaritos lograron escapar volando libres hacia el cielo azul mientras el gato huía asustado ante tanta algarabía.

La maestra Luna felicitó a sus valientes alumnos por actuar rápido y trabajar juntos para proteger a los pajaritos.

Les recordó que así como habían sido capaces de ayudar a esos animalitos indefensos, también debían aprender a cuidarse entre ellos mismos en todo momento.

Al finalizar el día escolar, todos los niños se despidieron con alegría sabiendo que habían aprendido importantes lecciones sobre cómo cuidar y proteger sus cuerpos, así como también ayudar y proteger a quienes más lo necesitan. Con corazones llenos de gratitud y sabiduría compartida regresaron cada uno a sus hogares rodeados del cálido atardecer rural.

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