Valientes tijeras



Había una vez un niño llamado Emiliano que tenía tres años y le encantaba jugar, correr y explorar el mundo a su alrededor. Sin embargo, había algo que no le gustaba para nada: ir a cortarse el pelo.

Cada vez que sus padres mencionaban la palabra "peluquería", Emiliano se ponía triste y hacía pucheros. No entendía por qué era necesario cortarse el pelo si él ya era feliz con su cabello largo y desordenado.

Sus padres intentaron explicarle lo importante que era mantener un buen aspecto, pero Emiliano simplemente no estaba convencido.

Pensó en formas de evitar ir a la peluquería, como esconderse debajo de la cama o inventar excusas, pero sabía que eso no funcionaría por mucho tiempo. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Emiliano notó a un niño llamado Mateo que tenía el pelo muy largo y despeinado como él.

Se acercó curioso y le preguntó:"¿Por qué tu cabello está tan largo? ¿Tampoco te gusta ir a cortarte el pelo?"Mateo sonrió y respondió: "No es que no me guste, es solo que tengo miedo. Me da miedo sentarme en esa silla alta mientras alguien me corta el pelo".

Emiliano se sorprendió al escuchar esto. Nunca había pensado en ese aspecto antes. Decidió hablar con Mateo sobre sus miedos e inquietudes.

Después de una larga conversación llena de risas y juegos en el parque, los dos niños llegaron a una conclusión: si enfrentaban sus miedos juntos, sería mucho más fácil. Al día siguiente, Emiliano y Mateo se encontraron frente a la peluquería. Ambos estaban un poco nerviosos, pero se dieron fuerzas mutuamente para entrar.

La peluquera, llamada Sofía, los recibió con una sonrisa y les mostró todos los utensilios que utilizarían para cortarles el pelo. Les explicó cada paso del proceso y cómo haría todo lo posible para que se sintieran cómodos.

Emiliano y Mateo se sentaron uno al lado del otro en las sillas altas. A medida que Sofía comenzaba a cortar su cabello, los dos amigos se miraron y empezaron a reírse.

Se dieron cuenta de que no había nada de qué preocuparse. Después de unos minutos, Emiliano y Mateo salieron de la peluquería con nuevos peinados. Sus padres quedaron sorprendidos al verlos tan contentos y orgullosos de sí mismos.

A partir de ese día, Emiliano ya no le tenía miedo a cortarse el pelo. Había aprendido que enfrentar sus miedos era importante y que siempre podía encontrar apoyo en sus amigos. Desde entonces, Emiliano disfrutaba ir a la peluquería junto a Mateo.

Cada visita era una aventura llena de risas y nuevas experiencias. Y así fue como Emiliano descubrió que enfrentar nuestros miedos nos ayuda a crecer y nos permite vivir nuevas historias llenas de valentía y amistad.

FIN.

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