Vega y la magia de la amistad



Había una vez una niña llamada Vega, de dos años de edad, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y naturaleza. A Vega le encantaba ir al pueblo porque siempre encontraba algo nuevo y emocionante para descubrir.

Un día soleado, Vega decidió aventurarse al pueblo junto a su mamá. Caminaron por las calles empedradas mientras saludaban a los vecinos que trabajaban en sus tiendas y paseaban por el mercado local.

Vega estaba fascinada con todo lo que veía: los colores vibrantes de las frutas y verduras, el olor del pan recién horneado y la alegría contagiosa de los niños jugando en la plaza.

De repente, Vega notó un cartel pegado en un árbol que decía: "¡Feria del Pueblo! ¡Ven y diviértete!". Sus ojitos se iluminaron como estrellas al leerlo. Corrió hacia su mamá agarrándole la mano con entusiasmo. "¡Mamá, mamá! ¡Quiero ir a la feria del pueblo!" exclamó Vega emocionada.

Su mamá sonrió y asintió "¡Claro que sí, cariño! Vamos a divertirnos juntas". Llegaron a la feria del pueblo y todo estaba lleno de risas y música animada.

Había juegos mecánicos, puestos de golosinas y hasta un carrusel colorido girando rápidamente. Pero lo más interesante para Vega era el espectáculo de marionetas que iba a comenzar en unos minutos. Vega se sentó frente al escenario junto a otros niños curiosos esperando ansiosa el inicio del espectáculo.

Las marionetas cobraron vida y comenzaron a contar una historia mágica llena de aventuras y enseñanzas. Vega estaba tan absorta en la historia que no se dio cuenta de que había alguien más sentado a su lado.

Era un niño llamado Lucas, quien también tenía dos años de edad. A Lucas le encantaba ir al pueblo porque siempre encontraba amigos con quienes jugar. Lucas miró a Vega y le sonrió amigablemente "¡Hola! ¿Te gusta el espectáculo?".

"¡Sí!" respondió Vega emocionada "Es muy divertido". A partir de ese momento, Vega y Lucas se hicieron inseparables. Jugaron en los juegos mecánicos, ganaron premios en los puestos de golosinas y hasta montaron juntos en el carrusel giratorio.

Fueron una verdadera dupla de aventureros. El día llegó a su fin y la feria del pueblo cerró sus puertas. Vega abrazó a Lucas despidiéndose con tristeza pero con una gran sonrisa en su rostro.

"Nos vemos pronto, amigo" dijo Vega mientras daba un último abrazo a Lucas. Vega regresó a casa junto a su mamá, llena de alegría por todas las experiencias vividas durante aquel día inolvidable en el pueblo.

Aprendió que la amistad puede surgir en cualquier lugar y que las aventuras están esperando ser descubiertas si uno está dispuesto a buscarlas.

Desde aquel día, Vega siguió visitando el pueblo siempre que podía, ya sea para disfrutar de la feria o simplemente para dar un paseo y saludar a los vecinos. Y cada vez que volvía, recordaba con cariño a su amigo Lucas y la maravillosa historia de amistad que comenzó en aquel mágico día en el pueblo.

Y así, Vega siguió creciendo rodeada de amor, alegría y aprendizajes, convirtiendo cada experiencia en una oportunidad para descubrir algo nuevo y mantener viva la chispa de su corazón aventurero.

FIN.

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