Verano de Amistad


Hugo y Mateo estaban emocionados por pasar el verano en la aldea de Pedrones junto a sus primos Adri, Aina, Vicent y Enric.

Sabían que les esperaban muchas aventuras divertidas en el parque, la montaña y todos los rincones del lugar. El primer día, los primos decidieron explorar el parque cercano. Corrieron entre los árboles, se deslizaron por los toboganes y se columpiaron en los juegos infantiles.

Hugo y Mateo no podían parar de reír mientras jugaban con sus primos. De repente, vieron un camino que llevaba hacia una pequeña montaña. No pudieron resistirse a la tentación de descubrir qué había al otro lado.

Con mucha energía, subieron la colina juntos hasta llegar a la cima. Allí encontraron un hermoso paisaje: campos verdes interminables y un lago cristalino reflejando el sol. Era tan hermoso que dejó a todos boquiabiertos. "¡Wow! ¡Miren qué bonito!", exclamó Aina fascinada. "Es increíble", dijo Adri sonriendo.

Los primos pasaron horas disfrutando del paisaje. Jugaron carreras por las praderas, hicieron coronas de flores y construyeron castillos de arena cerca del lago. Fue un día lleno de risas y diversión sin fin.

A medida que pasaban los días, Hugo notó algo especial en su primo Enric. Parecía más callado y triste que los demás niños. Decidió hablar con él para saber si le pasaba algo malo. "Enric, ¿estás bien? Pareces triste", le preguntó Hugo con preocupación.

Enric suspiró y bajó la cabeza. "Es solo que extraño a mi familia. No estoy acostumbrado a estar lejos de casa por tanto tiempo". Hugo entendió cómo se sentía Enric, así que pensó en una idea para alegrarlo.

Esa tarde, les propuso a todos hacer una obra de teatro en la que cada uno interpretaría un personaje especial. Después de buscar disfraces y ensayar durante horas, llegó el momento de la presentación.

Los primos se reunieron alrededor de un escenario improvisado y comenzaron su actuación. La obra era sobre un grupo de amigos aventureros que viajaban por el mundo en busca de tesoros escondidos. Cada uno tenía habilidades especiales y juntos superaban todos los obstáculos.

Cuando terminó la obra, Enric estaba sonriendo como nunca antes lo había hecho. Se dio cuenta de que aunque extrañaba a su familia, también podía formar parte de otra familia mientras estuviera con sus primos.

Los días siguientes fueron aún más emocionantes. Los primos construyeron una cabaña secreta en el bosque, hicieron una excursión hasta una cascada mágica y organizaron una divertida fiesta sorpresa para celebrar el cumpleaños de Aina.

El verano pasó volando y llegó el momento de despedirse. Los primos prometieron mantenerse en contacto y volver a encontrarse al próximo verano en Pedrones.

Hugo y Mateo aprendieron muchas cosas durante ese verano junto a sus primos: la importancia del juego en equipo, valorar las amistades y cómo hacer sentir bien a los demás. Cuando regresaron a casa, Hugo y Mateo contaron emocionados todas las aventuras que habían vivido en Pedrones.

Sus padres sonrieron al escucharlos y supieron que esos momentos serían recuerdos preciosos para toda la vida. Y así, con el corazón lleno de alegría, Hugo y Mateo esperaron ansiosos el próximo verano para volver a vivir nuevas y emocionantes aventuras junto a sus adorados primos en Pedrones.

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