Viaje a la Luna con Bolsita y Bigote



Bolsita y Bigote eran dos gatitos muy curiosos que vivían en un pequeño pueblo llamado Gatolandia. Desde que eran unos mininos, tenían un sueño muy grande: viajar a la luna.

Un día, mientras jugaban en el jardín de la casa de la señora Matilde, una vecina muy amable que siempre les daba leche tibia con galletitas de pescado, Bolsita dijo emocionada:- ¡Bigote, imagínate lo increíble que sería viajar a la luna! Podríamos ver la Tierra desde arriba y saltar entre las estrellas.

Bigote levantó una ceja con curiosidad y contestó:- ¡Sí, sería genial! Pero ¿cómo podríamos hacerlo? Los gatos no sabemos volar hasta allá arriba. Los dos amigos se quedaron pensativos durante un rato. Hasta que bolsita tuvo una brillante idea.

- ¡Ya sé! Podríamos construir un cohete espacial para llegar a la luna. Bigote se emocionó al instante con esa idea tan loca pero emocionante.

- ¡Eso es! Construiremos nuestro propio cohete espacial y cumpliremos nuestro sueño de viajar a la luna. Así fue como los dos gatitos comenzaron a buscar materiales por todo el pueblo. Recogieron latas vacías, tubos de cartón y pedazos de tela brillante para decorar su cohete.

La señora Matilde les prestó su vieja olla gigante para usarla como motor propulsor. Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, Bolsita y Bigote lograron construir un hermoso cohete espacial en el patio trasero de la casa.

Estaba pintado con rayas plateadas y tenía estrellas pegadas por todas partes. -Bigote dijo entusiasmado: "¡Estoy listo para despegar hacia la luna!"La noche llegó y el cielo se llenó de estrellas brillantes. Con valentía, los dos amigos entraron al cohete y cerraron la compuerta.

Con un chispazo mágico, el cohete empezó a elevarse lentamente hacia el cielo oscuro. "¡Estamos volando alto!" gritaba Bolsita mientras miraba por la ventana del cohete. De repente, una lluvia de meteoritos rodeó al pequeño cohete espacial.

Bigote se asustó pero Bolsita lo tranquilizó:"No te preocupes, son solo piedras brillantes del espacio exterior". El pequeño cohete esquivaba los obstáculos con destreza mientras subía más alto hacia la luna.

Finalmente alcanzaron su destino deseado: llegaron a ese satélite natural que tanto habían soñado conocer. Al posarse sobre su superficie polvorienta, ambos gatitos saltaron fuera del cohete con alegría. "¡Lo logramos! ¡Estamos en la Luna!", exclamaban felices mientras jugaban entre las rocas lunares.

Pasaron horas explorando aquel lugar tan único e interesante. Miraban maravillados cómo se veía nuestro planeta azul desde allí arriba. "Es tan hermoso", susurraba Bigote mientras contemplaba aquel espectáculo celestial.

Luego de disfrutar su aventura lunar al máximo vuelven satisfechos a Gatolandia donde todos los habitantes celebran su hazaña. Desde ese día en adelante Bolsita y Bigote supieron que siempre podían alcanzar sus sueños si trabajaban juntos con amor, creatividad e ingenio.

Y así concluye esta historia inspiradora sobre dos valientes gatitos que nunca dejaron de soñar alto; demostrándonos que cualquier meta es posible cuando se tiene determinación y compañerismo.

FIN.

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