Viaje de Esperanza



Había una vez un chico llamado Tomás, que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Tomás tenía cáncer y pasaba la mayor parte del tiempo en el hospital recibiendo tratamientos médicos.

A pesar de todo, siempre mantenía una sonrisa en su rostro. Un día, mientras estaba en el hospital, Tomás vio un documental sobre Europa y quedó fascinado por los hermosos paisajes y las emocionantes aventuras que podían vivirse allí.

Desde ese momento, decidió que cuando se sintiera mejor, viajaría a Europa para buscar alegría. Pasaron los meses y finalmente llegó el día en que Tomás terminó su tratamiento y se encontraba lo suficientemente fuerte como para cumplir su sueño.

Con la ayuda de sus padres, comenzaron a planificar el viaje. "-¡Vamos a Europa! ¡Será una gran aventura!" exclamó Tomás emocionado. Juntos emprendieron el viaje hacia España.

Al llegar a Barcelona, se encontraron con un grupo de artistas callejeros que hacían malabares y acrobacias increíbles. "-¡Wow! ¡Esto es asombroso!" dijo Tomás impresionado. Se acercó a uno de los artistas y le preguntó si podía enseñarle algunos trucos. El artista aceptó encantado y durante horas estuvieron practicando malabares juntos.

Tomás continuó su viaje por Francia e Italia, donde conoció gente amable que lo invitaba a probar platos típicos del lugar y visitar lugares históricos importantes. En Alemania, mientras caminaba por las calles de Berlín, Tomás encontró un parque de diversiones.

Se subió a todas las atracciones y gritó de alegría mientras daba vueltas en una montaña rusa. Un día, mientras estaba en Ámsterdam, Tomás escuchó música proveniente de un pequeño café.

Entró y vio a un grupo de músicos tocando canciones alegres con instrumentos tradicionales. "-¡Esto es increíble! ¡Me encantaría aprender a tocar la guitarra!" dijo Tomás emocionado. Uno de los músicos se acercó y le ofreció enseñarle algunos acordes básicos.

Así que durante su estancia en Ámsterdam, Tomás aprendió a tocar algunas canciones y compartió su amor por la música con otros viajeros que conocía en el camino. El tiempo pasaba rápidamente y pronto llegó el momento de regresar a Argentina.

Aunque había vivido muchas aventuras maravillosas en Europa, Tomás aún sentía que algo faltaba. Al llegar al hospital para una revisión médica, se encontró con otros niños enfermos como él. Vio sus caras tristes y decidió que quería llevarles alegría también.

Tomás comenzó a visitar regularmente el hospital para pasar tiempo con los niños enfermos. Les contaba historias sobre sus aventuras en Europa e incluso les enseñaba malabares y canciones en la guitarra.

La sonrisa volvió al rostro de esos niños y juntos compartían momentos llenos de risas y diversión.

Tomás descubrió que la verdadera alegría no solo se encuentra en lugares lejanos o emocionantes aventuras, sino también en poder ayudar a los demás y compartir momentos especiales con aquellos que más lo necesitan. Desde ese día, Tomás se convirtió en un verdadero héroe para los niños del hospital. Su historia inspiró a muchos y su espíritu de alegría se propagó por todo el pueblo.

Y así, aunque su viaje por Europa había terminado, la búsqueda de alegría de Tomás continuaba todos los días mientras vivía momentos felices junto a sus nuevos amigos en el hospital.

FIN.

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