Viaje en el tiempo con Rosita y Martín


Rosita era una joven alegre y trabajadora que se desempeñaba como empleada doméstica y niñera en una casa muy grande.

A pesar de tener muchas responsabilidades, siempre encontraba tiempo para disfrutar de la vida y vivir aventuras junto a su novio, Martín. Una tarde, mientras Rosita estaba ocupada limpiando la cocina, Martín llegó con su guitarra y le dedicó una hermosa canción.

Pero antes de que pudiera escucharla completa, el teléfono sonó y tuvo que atender una urgencia en la casa. Aun así, las palabras dulces de la canción quedaron resonando en su corazón.

Esa noche, mientras ambos cenaban juntos, Martín le propuso algo emocionante: hacer un viaje en el tiempo utilizando un reloj antiguo que había heredado de su abuelo. Rosita no podía creerlo, ¡viajar en el tiempo era algo que solo veía en las películas! Sin embargo, su espíritu aventurero aceptó la propuesta sin dudarlo.

Al darle cuerda al reloj y girar sus manecillas hacia atrás, sintieron un cosquilleo en todo el cuerpo y vieron cómo la habitación se transformaba frente a sus ojos. De repente, se encontraron en medio de un bosque frondoso rodeado de árboles altísimos y cantos de aves desconocidas.

- ¡Martín, esto es increíble! ¿Dónde estamos? -exclamó Rosita emocionada. - Estamos en la época de los dinosaurios. Siempre soñé con verlos de cerca contigo -respondió Martín con una sonrisa radiante.

Juntos exploraron aquel mundo antiguo lleno de criaturas asombrosas e hicieron amigos inesperados entre los dinosaurios amigables que habitaban aquel lugar. Fue una experiencia mágica e inolvidable para ambos. Sin embargo, cuando llegó el momento de regresar al presente, descubrieron que el reloj se había detenido.

Temerosos al principio, recordaron las palabras de la canción incompleta: "El amor es más fuerte que el tiempo". Confiando en su amor mutuo y tomados de la mano con valentía, cerraron los ojos y desearon regresar juntos a casa.

Al abrirlos nuevamente, se encontraron frente a su hogar moderno justo a tiempo para ver amanecer. - ¡Lo logramos! Nuestro amor nos trajo de vuelta -dijo Rosita emocionada abrazando a Martín.

Desde ese día entendieron que no importa cuántas aventuras vivieran juntos ni cuán lejos viajaran; lo importante era tenerse el uno al otro para superar cualquier desafío que les pusiera la vida por delante.

Y así continuaron disfrutando cada día como si fuera una nueva aventura llena de amor y complicidad. Porque Rosita sabía ahora que no hay límite para quienes llevan consigo el poder del amor verdadero.

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