Viaje Estelar de Helen
Helen era una niña pequeña y curiosa que siempre soñaba con alcanzar las estrellas. Desde que era muy chiquita, miraba al cielo con admiración y se preguntaba qué secretos guardaban esos puntitos brillantes en la oscuridad.
Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, vio a un grupo de pájaros volando muy alto en el cielo azul. Se quedó maravillada viendo cómo planeaban libres por el aire, y decidió que quería volar como ellos.
"¡Miren esas aves! ¡Son tan afortunadas de poder volar tan alto!", exclamó Helen emocionada. Sus amigos la miraron sorprendidos y uno de ellos le dijo:"Pero Helen, tú eres una niña, no puedes volar como los pájaros".
Eso no detuvo a Helen en absoluto. Decidida a cumplir su sueño de llegar muy alto, comenzó a buscar formas de lograrlo. Primero intentó saltar lo más alto posible en el trampolín del parque, pero no fue suficiente.
Luego trató de construir alas con cartón y plumas, pero tampoco funcionaron. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, encontró un globo aerostático abandonado. La idea de subirse al globo para llegar hasta las estrellas le pareció perfecta.
Con la ayuda de sus amigos y un poco de ingenio, lograron arreglar el globo y prepararse para despegar. "¡Estoy emocionadísima! ¡Vamos a alcanzar las estrellas juntos!", gritó Helen mientras subían lentamente hacia el cielo.
El viaje en globo fue increíble. Helen se sentía libre como nunca antes lo había hecho. Miraba maravillada cómo todo se veía pequeñito desde arriba e imaginaba que podía tocar las nubes con los dedos.
Sin embargo, cuando llegaron bastante alto, una ráfaga de viento inesperada sacudió el globo y los hizo perder altura rápidamente. La situación se complicaba y todos comenzaron a asustarse. "¡Tranquilos! ¡No podemos rendirnos ahora! ¡Debemos seguir adelante!", exclamó Helen valientemente.
Con determinación y trabajo en equipo lograron controlar el globo nuevamente y continuar su ascenso hacia las estrellas. Finalmente llegaron tan alto que pudieron verlas brillando como nunca antes habían visto.
"¡Lo logramos! ¡Estamos más cerca de las estrellas que nunca!", gritaban emocionados desde lo alto del cielo. Después de esa aventura inolvidable, Helen comprendió que aunque no pudiera tocar físicamente las estrellas, siempre podría alcanzar sus sueños si se esforzaba con valentía y perseverancia.
Desde entonces siguió soñando en grande sabiendo que cualquier meta estaba al alcance si ponía todo su corazón en conseguirla. Y así fue como la pequeña Helen aprendió la lección más importante: nunca hay límites para aquellos dispuestos a soñar muy alto.
FIN.